
Opiniones de un corrector de estilo (3): Un corrector de estilo es una persona
Hay algo que deberíamos tener claro a estas alturas: un corrector de estilo es una persona.
Muchos nos confunden con la herramienta del procesador de textos (por ejemplo, Microsoft Word), la que se encarga de corregir –o al menos señalar– las incorrecciones encontradas en el archivo. Pondré un ejemplo de cómo trabaja dicho motor.
Si tecleáis “camion” en Word, sin tilde, la palabra quedará subrayada en rojo. Eso quiere decir que ha detectado un error. No hay problema: abrimos el menú contextual y seleccionamos la palabra “camión”, con tilde. El procesador reconoce que ya no hay ningún error y en consecuencia deja de subrayar en rojo la palabra de turno.
El problema es que este corrector no es humano (aunque lo parezca), y por tanto su capacidad de raciocinio no da para mucho. (Lo mismo podría decirse de algunos humanos, pero dejemos ese tema para otra ocasión).
Por ejemplo, si tecleo la palabra “extremeños” (obviamente, el plural de “extremeño”), el corrector la subraya como errónea. Abrimos el menú contextual y nos encontramos con dos opciones, a cuál de ellas más absurda: “Extrémonos” y “Extrémennos”. Ahí es nada…
¿Por qué Word acepta “extremeño” y no “extremeños”? ¿Y por qué nos sugiere como alternativas dos “palabros” casi surrealistas? Ya lo dije antes: el corrector de estilo es una herramienta no humana y le cuesta discernir con coherencia en ciertos asuntos.
(Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de textos literarios).
IR A LA SECCIÓN “OPINIONES DE UN CORRECTOR DE ESTILO”
- Solo para fumadores. Un cuento de Julio Ramón Ribeyro
- Anécdotas del fútbol | Guillermo Jiménez
- Un cuento filosófico: Así es la vida (Miguel Bravo Vadillo)
- Relato corto de Pedro Benengeli: No estoy de acuerdo
- Al abrigo. Relato corto de Juan José Saer

Francisco Rodríguez Criado: escritor, corrector de estilo, profesor de talleres literarios y creador del blog Narrativa Breve. Ha publicado novelas, libros de relatos, obras de teatro y ensayos novelados. Sus minificciones han sido incluidas en algunas de las mejores antologías de relatos y microrrelatos españolas: El cuarto género narrativo. Antología del microrrelato español (1906-2011). Ed. Irene Andrés-Suárez (Cátedra, Madrid, 2012),Velas al viento. Ed. Fernando Valls (Los cuadernos del vigía, Granada, 2010), La quinta dimensión (Universidad de Extremadura, Mérida, 2009), Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español. Ed. Fernando Valls (Páginas de Espuma, Madrid, 2008), Histerias breves (El problema de Yorick, Albacete, 2006), Relatos relámpago (ERE, Mérida, 2006), etcétera. Es autor de El Diario Down, donde narra en primera persona sus experiencias como padre de un bebé con el Síndrome de Down.