LA PALABRA SALLE NO TIENE QUIEN LA ESCRIBA
Francisco Rodríguez Criado
Por invitación de un amigo periodista me entero, leyendo el blog Un arácnido una camiseta, que los académicos se han topado con un bug lingüístico, es decir, una palabra en castellano que no puede ser escrita. (Recordemos que bug es una voz inglesa que significa “insecto” pero también “error”, y es muy usada en el campo de la informática. ¿Quién no ha oído hablar de los bugs del sistema operativo Windows o de ciertos programas informáticos?).

El autor del post, que firma como Un arácnido una camiseta, se puso en contacto con el servicio de atención de la RAE para preguntar cómo se escribe el imperativo de “salirle”, y la respuesta fue esta:
“En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:
La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono «le» a la forma verbal «sal» (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir), oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre «le»: [sál.le al páso], [sál.le al enkuéntro]. Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito «salle», cuya lectura sería forzosamente [sá.lle], y no [sal.le]”.
O sea que “salle” es una palabra que por extrañas vicisitudes del casquivano lenguaje está condenada a no existir. No podemos escribir “Salle al paso”, por ejemplo.
En los comentarios de los propios lectores del post, publicado también en Estandarte, se aportan algunos trucos para desfacer el entuerto:
Una lectora que firma como Alicia opta por “Sal a su encuentro”, y Leandro, que es argentino, apuesta por argentinizar la expresión echando mano del sujeto plural (“vos” en vez de “tú”) para que el imperativo quede como “salile” (que a un español, en realidad, le suena tan extraño como “salle”).
En fin, una mera anécdota que dará pie, supongo, a que los académicos traten de solucionar este –al parecer– único bug de la lengua española.
La cuenta de Twitter de la Rae me remitió a esta dirección:
http://static.ow.ly/docs/imperativo%20de%20salir%20con%20cl%C3%ADtico_2Tnf.pdf
Algunas normas de pronunciación pueden “interpretarse”, como en la palabra postromántico (que se lee post.romántico en lugar de pos.tromántico). Lo mismo ocurre con salle: yo escribo salle pero leo sal.le, igual que escribo subrayar y leo sub.rayar o escribo ciudadrealeño y no leo ciuda.drealeño: http://wp.me/p4xG6w-kY
Un saludo,
Marina