
Hacía tiempo que no publicaba ninguna narración de Jesús Esnaola Moraza (Donostia, 196), de quien ya leímos microrrelatos como SOS. Esnaola publicó recientemente en la editorial seviallana Paréntesis su colección de microrrelatos Los años de la lluvia. Estas dos nuevas piezas que ahora os ofrezco forman parte de un nuevo libro en el que está trabajando, aún sin título.
Jesús Esnaola coordina el blog El doctor Frankenstein, supongo.
LA CIGÜEÑA NEGRA
Desde el campanario más alto de la comarca domina los pueblos dispersos por el valle. De lejos parece una cigüeña pero sin las plumas blancas que a éstas les otorgan respetabilidad y elegancia. Sólo destaca en su negrura un gran pico rojo con el que crotora por la noche, tras lo cual se queda muy tiesa y escucha al valle, lo que el eco le devuelve. Después, como un oráculo que anticipa el porvenir, cierra los ojos un segundo y alza el vuelo, en busca del origen del sonido.
Su vuelo es circular, silencioso, sólo la delata el batir de alas que la ayuda a frenar para posarse. Tal vez si fuera mortal prestaría más atención a las maniobras de los Olvidados que, cuando la sienten acercarse, cuando perciben la breve brisa de muerte que trae su aleteo, se encierran en sus casas y cenan reunidos, abrazan a sus hijos y los consuelan, cada uno convencido de la inocencia de sus pequeños.
Porque a la mañana siguiente, cuando los niños salen de casa para ir al colegio, a bañarse al río, o a acompañar a padre y madre a realizar las tareas del campo, la cigüeña negra los sobrevuela, encuentra al error del que el eco le habló por la noche y lo pinza con su pico por el pantalón, la camisa o los pelos, si es necesario, para llevárselo volando, de vuelta, al lugar de donde nunca debió salir.
Y el pueblo queda triste unos días, sólo unos días, que después se pasa todo.
ABONO
Desde la azotea de un edificio de veinte plantas del centro de Ciudad, salta un hombre al vacío. Un vuelo elegante al principio y deslavazado según avanza hacia el suelo. A la altura de la planta trece el cuerpo desaparece. Solo un Ciudadano ha creído ver algo, pero no tarda en asumir que ha debido de ser un efecto óptico.
A pocos kilómetros, en Olvido, cuarenta y cinco metros sobre el huerto de Matías, surge un cuerpo de la nada y se estrella contra las lechugas. Por suerte, en Olvido es de noche. Por suerte, Matías no podía dormir y sigue limpiando los aperos de labranza. Por suerte, antes de que nadie lo descubra, entierra el cuerpo junto a las lechugas, las más frescas y tiernas del pueblo según todos.
Jesús Esnaola Moraza. Imagen cedida por el autor.
Jesús Esnaola (Donostia 1966), vive en Hospitalet de Llobregat, donde ha desarrollado su breve carrera literaria. A lo largo de 2012 ha participado en las antologías PervertiDos (Traspiés), Mar de Pirañas (Menoscuarto) y Una navidad de muerte (Origami), y publica su primer libro de microrrelatos, Los Años de Lluvia, en la editorial sevillana Paréntesis. Mantiene el blog El doctor Frankenstein, supongo.