
Este ha sido el séptimo tiroteo en un centro de enseñanza estadounidense en lo que va de año, con un saldo de 39 víctimas. ¿Y qué ha hecho Obama? Emocionarse y ordenar que se mantengan a media asta las banderas de los edificios oficiales. Pero no son las banderas lo que habría que exhibir por todo lo alto, sino el sentido común. ¿Y cómo evitar la venta masiva de armas en un país en el que el 70 por ciento de la población defiende dejar las cosas tal como están apelando a que Estados Unidos es una nación históricamente armada? La respuesta en sencilla: ya que no pueden cambiar su pasado, al menos deberían cambiar su futuro. No casa muy bien que la sociedad americana se lamente de estas matanzas al tiempo que se obstina en perpetuar las condiciones que las hacen posibles.
RIFLES
Francisco Rodríguez Criado
Cada vez que algún desalmado perpetra una matanza en Estados Unidos se reabre el debate sobre si el país más poderoso del mundo debería cambiar su política de permisividad de acceso a las armas. Cuando aún están frescos los 26 cadáveres (20 de ellos de niños) de la peor matanza escolar de Estados Unidos, los amigos del rifle y derivados redoblan sus esfuerzos en tratar de convencernos de que el caballo blanco de Santiago es de cualquier color menos blanco.
Este ha sido el séptimo tiroteo en un centro de enseñanza estadounidense en lo que va de año, con un saldo de 39 víctimas. ¿Y qué ha hecho Obama? Emocionarse y ordenar que se mantengan a media asta las banderas de los edificios oficiales. Pero no son las banderas lo que habría que exhibir por todo lo alto, sino el sentido común. ¿Y cómo evitar la venta masiva de armas en un país en el que el 70 por ciento de la población defiende dejar las cosas tal como están apelando a que Estados Unidos es una nación históricamente armada? La respuesta en sencilla: ya que no pueden cambiar su pasado, al menos deberían cambiar su futuro. No casa muy bien que la sociedad americana se lamente de estas matanzas al tiempo que se obstina en perpetuar las condiciones que las hacen posibles.
Ya sabemos, como indican los adictos al rifle, que no todo el mundo con un arma en su poder es un asesino. Faltaría más. Sin embargo, no cabe duda de que los autores de estas matanzas serían menos peligrosos si acudieran a las escuelas armados no con un rifle sino con un plumero.
Evolucionar o morir, dice el sabio, y Estados Unidos, fiel a su Historia, sigue eligiendo lo segundo.
(Artículo publicado en El Periódico Extremadura el miércoles, 19 de diciembre de 2012).
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