Opiniones de un corrector de estilo (28). «Sesquipedalismo», ese terrible palabro
El palabro «sesquipedalismo», sin entrada aún en el DRAE, sirve para etiquetar las derivaciones lingüísticas con las que se pretende evitar una palabra demasiado común por otra que acaba siendo hortera. El adjetivo «sesquipedal», que sí viene en el diccionario, significa «de pie y medio de largo». O sea: más largo de lo deseado. Sesquipedalistas son aquellos profesionales de la pomposidad que disfrutan usando palabras o frases demasiados largas. Pero a los sesquipedalistas, en mi opinión, no hay que criticarles tanto el exceso en longitud sino en pesadez: quieren ser tan bien hablados que acaban resultando unos pesados.
Estos son algunos ejemplos de sesquipedalismos:
Aperturar una cuenta bancaria (en vez de abrirla).
Direccionar una tesis (en vez de dirigirla).
Recepcionar a un cliente en el hotel (en vez de recibirlo).
Visualizar una película (en vez de verla).
Concretizar una idea (en vez de concretarla).
El sesquipedalismo está de moda entre personas presuntamente cultas que por error quieren desmarcarse lingüísticamente de los demás. Y vaya si se desmarcan… aunque solo sea para maltratar el lenguaje.