
EL PÁJARO CARPINTERO
(microrrelato)
Eduardo Galeano
Orlando Goicoechea reconoce las maderas por el olor, de qué árboles vienen, qué edad tienen, y oliéndolas sabe si fueron cortadas a tiempo o a destiempo y les adivina los posibles contratiempos.
Él es carpintero desde que hacía sus propios juguetes en la azotea de su casa del barrio de Cayo Hueso. Nunca tuvo máquinas ni ayudantes. A mano hace todo lo que hace, y de su mano nacen los mejores muebles de La Habana: mesas para comer celebrando, camas y sillas que te da pena levantarte, armarios donde a la ropa le gusta quedarse.
Orlando trabaja desde el amanecer. Y cuando el sol se va de la azotea, se encierra y enciende el video. Al cabo de tantos años de trabajo, Orlando se ha dado el lujo de comprarse un video, y ve una película tras otra.
No sabía que eras loco por el cine, le dice un vecino.
Y Orlando le explica que no, que a él el cine ni le va ni le viene, pero gracias al video puede detener las películas para estudiar los muebles.
Est es un minirrelato escrito a partir de un bombazo ocurrido acá en Chile hace tres días.
Tinta roja
Danielita abordó a su abuelo apenas éste entró a la casa y se sentó en su sillón favorito con el diario en las manos. Sin pedir permiso ni esperar que el anciano se pusiera sus lentes, la niña se instaló a su lado y le dijo:
– Tata, ¿me leas y puento?
– ¿Cuál, el de la hormiguita hacendosa?
– No, ese que tienes ahí, y le mostró la portada del diario.
El viejo sintió un escalofrío. Allí estaban con toda su crudeza esas fotografías de la bomba que matara a seis personas el día anterior en un centro comercial del barrio alto.
– No ese no, hijita. Te vas a ensuciar tu vestidito de domingo con esa tinta que está fresca.
– Tata ¿para qué mientes? No es tinta; es sangre y ahora está seca. Fin
ebg
9.09.14