
Microrrelato de Manuel Pastrana Lozano: Grafoterapia
Me sugirió que cambiara mi firma de manera casi imperceptible. Que mantuviera en la línea horizontal mi nombre y apellido, que alzara este último levemente y acortara el travesaño de la letra t. Básicamente, mi firma permanecería igual. “Así –me dijo- mejorará tu estado de ánimo”. Ahora devuelven mis cheques por firma disconforme e ilegible. ¿Qué si me siento feliz? Por supuesto. Pago en efectivo y asunto resuelto.