Leyendo un tip de Guillermo Samperio para nuevos cuentistas del siglo XXI me ha venido a la mente -ahí es nada- la figura de Jesucristo, cuya adolescencia y juventud no vienen narradas en los Evangelios canónicos. ¿Hemos de pensar, haciendo buena la máxima de Samperio, que los evangelistas consideraron esa etapa narrativamente innecesaria? Mientras tanto, los biblistas y algunos aficionados a la especulación no dejan de darle vueltas al asunto…
En fin, esta es la cita de Samperio que puso en marcha mis pensamientos.
«El cuento, por lo regular, ocurre en periodos cortos, una tarde, un día, un minuto. Pero también hay cuentos que ocurren en etapas largas; pienso en Una rosa para Emily, de Faulkner, por ejemplo. El truco está en los saltos en el tiempo. Si en la infancia del personaje hay un hecho que nos sirve para nuestra historia, entonces se narra, pero no es necesario contar nada más de ese tiempo, ni de la adolescencia o juventud, si no sirven para nuestros propósitos».
Guillermo Samperio, Cómo se escribe un cuento. 500 tips para nuevos cuentistas del siglo XXI, Editorial Berenice, 2008.
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