
PARADOJA POLÍTICA
Es una buena noticia que los dos grandes partidos políticos hayan sido castigados en las elecciones europeas a favor de partidos emergentes. PP y PSOE aún no han confirmado las predicciones filosóficas de Simeone (“Lo tenés todo, no tenés nada”), pero caminan a buen ritmo hacia el abismo. Tiempo al tiempo. Son muchos los pecados que ambas formaciones tienen que pagar y el pueblo ni perdona ni olvida.
Ahora bien, aun reconociendo legítimo y positivo ese giro electoral hacia los partidos pequeños o embrionarios, no comparto esa fe desmedida (algunos le llaman “esperanza”) por quienes nunca han gobernado. En el río revuelto de las crisis parten con presunta ventaja moral aquellos que por el momento no han tenido nunca la responsabilidad de hacer y se han limitado a decir, que es mucho más sencillo. De cara a una operación a corazón abierto por la que haya de pasar un familiar, el lector no depositaría más confianza en el piquito de oro de un estudiante de medicina a punto de terminar la carrera que en un cirujano de dilatada trayectoria, pero la política, caldo de cultivo de inexplicables paradojas, convierte en santones (injustificadamente) a políticos sin experiencia en el poder y crucifica (justificadamente) a políticos que llevan años dirigiendo (por lo general mal) nuestros destinos.
Los partidos políticos, como las religiones, sobreviven a base de prometernos un mundo mejor. Pronostico que los pequeños partidos políticos mantendrán su idilio romántico con la ciudadanía hasta que les llegue el turno de convertir sus promesas en realidad, es decir, hasta que les llegue el turno de defraudar.
(Artículo publicado en El Periódico Extremadura el miércoles, 28 de mayo de 2014).