
LAS ENTREVISTAS DE NARRATIVA BREVE
A CHELO PINEDA
(El arte de freír patatas, Editora Regional de Extremadura, 2013)
Por María Carvajal
María Carvajal ha entrevistado a Chelo Pineda, que se ha dado a conocer en los últimos meses con su primer libro, El arte de freír patatas, publicado por la Editora Regional de Extremadura. Un libro escrito con sencillez que narra el territorio mítico de la infancia.
El arte de freír patatas (Editora Regional de Extremadura, 2013) no sólo es un libro de cuentos, sino además una retrospectiva a la infancia de muchos que nos reconocemos de una generación determinada. ¿Es esa evocación a la niñez lo que da a esta obra ese carácter entrañable y familiar?
Puede ser. También influye que sean relatos de corte realista que hablan de situaciones muy cotidianas y totalmente reconocibles. Un mundo centrado en las minucias del día a día en el que uno intenta refugiarse y del que uno al mismo tiempo intenta huir.
En el estilo narrativo de tu obra se aprecia un lenguaje sencillo, libre de retórica, con pinceladas irónicas e imágenes que describen situaciones capaces de emplazar al lector en una ubicación espacio-temporal definida. Es un primer trabajo con un carácter muy personal que consigue, con historias distintas, un universo homogéneo. ¿Qué factores tuviste en cuenta a la hora de seleccionar los relatos para este libro?
Quería un libro que recreara el mundo de los sentidos y lo reivindicara en esta sociedad cada día más digital y más desprovista de humanidad. Quería que mis cuentos recrearan fragancias (me encantan cuando me dicen que huelen a heno de pravia), sabores, imágenes, sensaciones de pérdida o de dolor… Un acto de rebeldía en esta sociedad gobernada por la tiranía de los 140 caracteres.
En El arte de freír patatas hay historias absolutamente cotidianas, como “La cueva del tesoro” o “Fotos en duermevela”, que quizá se correspondan a vivencias reales. ¿Hay una intención de establecer credibilidad en tus historias? ¿Huyes de narraciones de corte fantástico?
No, no huyo, muchas son historias prestadas. Digamos que me siento más cómoda si antes de sentarme delante del ordenador interiorizo bien esa experiencia, la hago mía y le otorgo toda la credibilidad posible.
Has sido alumna de varios talleres literarios. ¿Crees que han sido fundamentales en tus inicios como escritora?
Por supuesto. Si no hubiera pasado por esa etapa, mis escritos seguirían guardados en el disco duro del ordenador, libretas de todo tipo y en miles de papeles desperdigados por ropa y cajones.
Chelo, aparte de ser tu primera publicación individual, ¿qué significa para ti El arte de freír patatas?
Un sueño hecho realidad. Un regalo de la vida.
Has trabajado recientemente en un proyecto relacionado con la obra de Felipe Trigo. ¿Podrías contarnos algo de esta experiencia?
Este año en Villanueva de la Serena se conmemora el 150 Aniversario del nacimiento de Felipe Trigo y el centenario de la publicación de Jarrapellejos, su obra más representativa y conocida por el gran público. Desde el Ayuntamiento y la Concejalía de Cultura se ha realizado un esfuerzo considerable para diseñar una programación cultural anual que incluya presentaciones de libros, obras de teatro, homenajes… que culminaría con el fallo del Premio Literario que lleva su nombre en diciembre.
En octubre tendrá lugar un Encuentro de Estudios Comarcales centrado en la figura del escritor. Me han encargado una revisión de la figura del autor villanovense, que tenga un carácter divulgativo y sea accesible a todo tipo de lector, desde el niño de colegio hasta personas mayores.
Este reto, aparentemente sencillo, me ha tenido ocupada todo el año. Me he leído todo lo publicado sobre Felipe Trigo, sus novelas principales (En la Carrera, El Médico rural y Jarrapellejos) y todos los prólogos de sus diversas ediciones actuales. También la obra de Víctor Guerrero Cabanillas, que me ha ayudado a comprender al Felipe Trigo hombre.
Todavía ando corrigiendo, pero estoy muy contenta porque los bocetos que me está presentando el ilustrador, Antonio Pineda, han superado totalmente mis expectativas y creo que va a servir para dar a conocer a un gran desconocido para todos los villanovenses, que desgraciadamente asocian su figura a un certamen literario anual que les resulta algo ajeno y a veces hasta incomprensible.
Y actualmente, ¿estás inmersa en algún otro proyecto literario?
Sí. Estoy tremendamente ilusionada con un proyecto coral que tiene el título provisional de Generación sin Voz. A través de nuestros relatos queremos rendir homenaje a toda una generación de mujeres, nacidas en torno a la segunda y tercera década del siglo veinte, que sacrificaron sus vidas, sueños e ilusiones para sacar adelante a sus familias. Lo hicieron sin emitir una sola queja, una sola protesta, y sin demandar nada a cambio. Y sólo consiguieron a cambio ser silenciadas. Como decía una de ellas:
“Primero nos mandaron callar nuestros padres,
Después nos mandaron callar nuestros maridos
y ahora nos mandan callar nuestros hijos”.
Narrativa Breve suele pedir a los autores entrevistados la recomendación de un cuento y un poema. ¿Cuáles serían tus sugerencias?
Debo de tener un gusto bastante estándar, porque los cuentos y poesías que deseaba recomendar ya estaban en la lista… Pero afortunadamente este mundo de la literatura no deja nunca de sorprendernos. Recomiendo el cuento “La tía Daniela”, de Ángeles Mastretta, y el poema “Falso hechizos de palabras”, de Mario Martín Gijón.
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