La escritora extremeña Elena García de Paredes nos deja una breve poética del cuento y dos microrrelatos, incluidos en la antología Relatos relámpago (Editora Regional de Extremadura, 2997)
POÉTICA DEL CUENTO
El cuento tiene vocación de suicida. Se precipita irremediablemente hacia el final. Como el suicida, antes de morir, el cuento deja constancia escrita de su tortura en un ejercicio de redacción completamente egoísta disfrazado de buenos modales, que intenta justificar el punto final voluntariosamente, pero con argumentos muy débiles por lo común.
El microrrelato, en su brevedad, es profundamente generoso. Prescinde de la nota de suicidio y de la angustiosa defensa de su acción. Él mismo es, casi, el punto final. La perplejidad y la iluminación, esas artes decorativas con las que nos obsequia, consiguen lo que no consiguen cien impecables y educadas misivas narrativas. Aunque a veces el dinosaurio esté ya hasta las narices (cito).
VARIACIÓN SOBRE UN EPISODIO APÓCRIFO
Mientras Romeo arrasaba Verona con sus primos, castigando barras, trajinándose taberneras y ensartando jaraneros de poca monta en su espada, Julieta esperaba en su torreón. Confinada día y noche, Julieta suspiraba pálidamente, y para sobreponerse a tanta espera, leía libros prohibidos (Beauvoir, Rich, Firestone, Jardine…) que no debía leer una señorita, robados de la biblioteca de su padre por su fiel ama.
Romeo llegó al pie del torreón después de mucho tiempo y de todas las tabernas de Verona. Buscaba, ansioso, sin encontrarlas, la larguísima cabellera de su amada junto a la piedra, para poder subir a sus aposentos.
Julieta ya se había cortado el pelo. A lo garçon.
SIRENAS
Su canto me arrastra a una muerte segura y humillante.
De no ser por mis compañeros de naufragio, que me amarraron junto a ellos a la barra de este sucio cascarón de nuez, sin duda hubiera perecido estrellada contra el cristal de la cabina del disc-jockey.
No tengo voluntad.
[Elena García de Paredes, Relatos relámpago, Editora Regional de Extremadura, 2007].