LA MUJER PARTURIENTA
Fedro
(fábula)
Nadie visita con agrado el lugar que le ha dañado.
En el momento del parto, transcurridos los meses, una mujer yacía en el sueño profiriendo afligidos gemidos. El marido la exhortó a que descansara su cuerpo en el lecho donde liberaría mejor el peso de la naturaleza.
-No creo -dijo ella- que sea posible de ningún modo poner fin a este mal en el lugar en que se concibió en su principio.