Microrrelato escondido de Plinio el Viejo: [El concurso de pintura de Zeuxis y Parrasio]

 

Los engaños de la mente, de S.L. Macknik y Susana Martínez Conde (con Sandra Bakeslee). Editorial Destino, 2012


La editorial Destino publicó en 2012 un interesante ensayo sobre los trucos de magia explicados desde una perspectiva neurocientífica. El libro, escrito por el matrimonio de científicos compuesto por S. L. Macknik y Susana Martínez-Conde, lleva un título revelador: Los engaños de la mente. En el capítulo 3, dedicado a las ilusiones visuales en el arte y la ciencia, los autores nos explican que

«no son los científicos quienes han inventado la mayoría de las ilusiones visuales existentes; fueron los pintores. Las artes visuales suelen preceder a las ciencias visuales en el descubrimiento de los principios fundamentales de la visión por medio de la aplicación de técnicas metódicas de investigación, aunque quizá de un modo más intuitivo».

Unas líneas más abajo, podemos leer que

«los artistas han utilizado ilusiones visuales desde el siglo XV, cuando los pintores renacentistas inventaron técnicas para engañar a nuestro cerebro haciéndonos creer que un lienzo plano es tridimensional, o logrando que unas cuantas pinceladas de una naturaleza muerta se conviertan en un cuenco de apetitosa fruta».

Pues bien, aquí quería yo llegar: a la apetitosa fruta. La nota a pie de página de la siguiente página, la que hace el número 67, reproduce una anécdota recogida por Plinio el Viejo (escritor latino del siglo I) que se presenta a todas luces como un microrrelato escondido. Leedlo: creo que me daréis la razón. Ya se sabe que a veces los mejores microrrelatos se escriben solos. (Nota: el título del microrrelato escondido lo he elegido yo).

 

 
 
EL CONCURSO DE PINTURA DE ZEUXIS Y PARRASIO
(microrrelato escondido de Plinio el Viejo)
 
Un ejemplo temprano y quizá apócrifo de trampantojo [trompe l’oeil en francés: «trampa ante el ojo»], recogido por Plinio el Viejo, lo encontramos en la legendaria rivalidad entre dos celebres pintores de la Antigua Grecia, Zeuxis y Parrasio. Los dos artistas llevaron a concurso dos cuadros cubiertos con una cortinilla. Cuando Zeusis mostró su obra, las uvas que había pintado parecían tan reales que los pájaros bajaron del cielo e intentaron picotearlas. Seguro de su victoria, Zeuxis intentó retirar la cortinilla del cuadro de Parrasio para confirmar la superioridad de su obra. Pero fue derrotado, porque la cortinilla que trataba de retirar era la pintura que había realizado Parrasio. (N. de los a.).


S.L. Macknik y S. Martínez-Conde (con Sandra Blakeslee), Los engaños de la mente, Destino, 2012.

 

 

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