LAS ENTREVISTAS DE NARRATIVA BREVE
José María Guelbenzu
Nunca ayudes a una extraña (Destino, 2014)
Por Francisco Rodríguez Criado
La vida de José María Guelbenzu (Madrid, 1944) ha estado siempre vinculada a la literatura. Fue director de las editoriales Taurus y Alfaguara, ha ganado varios premios literarios como escritor y desde hace muchos años es crítico literario en EI País. De entre su producción novelística cabe destacar títulos como EI río de Ia luna (1997, Premio de la Crítica), EI esperado (1984), La Tierra prometida (1991, Premio Plaza&Janés), No acosen aI asesino (2001) o EI amor verdadero (2010). Es autor de una serie de novelas policiacas cuyo personaje principal es la juez Mariana de Marco. La última de esas novelas Nunca ayudes a una extraña, es la excusa que necesitábamos para hablar con su autor de literatura, tema en el que es un especialista.
Francisco Rodríguez criado: Nunca ayudes a una extraña narra los desencuentros de Javier Goitia, un periodista de investigación en paro que una noche socorre en un callejón a una mujer que está siendo violada, la cual morirá un par de horas después, no se sabe bien si por suicidio o en un asesinato. La novela es ciertamente una historia policiaca, pero también una historia sobre la fascinación que sienten ciertos hombres por un tipo de mujer, atractiva y decidida, que triunfa -al menos en su profesión. Prueba de esa fascinación, rescato el inicio de la novela:
Siempre, antes de emprender un viaje, he fantaseado con la esperanza de conocer a una mujer con la que vivir una apasionada aventura que duraría lo que el trayecto.
Me gustaría saber cuál fue el disparador de Nunca ayudes a una extraña. ¿Fue esta frase que transmite las ensoñaciones del personaje masculino principal el inicio a partir del cual usted comenzó a tirar del hilo de la narración, o tenía ya la historia en su mente, por completo, cuando se sentó a escribir esa primera frase?
J.M. Guelbenzu: En una novela policíaca hay que tener la novela en la cabeza antes porque es como un mecanismo de relojería: no se puede organizar sobre la marcha. Pero, además, en esta novela había un acicate fundamental: ¿Sería capaz Mariana de Marco de defenderse de una relación que no desea con un tipo que verdaderamente le interesa o se entregaría a ella? Hasta ahora, en sus romances sólo buscaba la falta de compromiso.
F.R.C.: En una ocasión le escuché decir a un escritor (ahora no recuerdo a cuáI, puede que fuera Eduardo Mendoza, pero no estoy nada seguro) que la novela negra en España, al contrario que en otros países europeos, nunca ha sido tomada en serio, que ha sido siempre un mero pasatiempo literario, algo de segunda fila. ¿Cree que usted que esto es cierto?
J.M.G.: A estas alturas del partido ya sabemos que no es una literatura menor sino, simplemente, un género, es decir, un tipo de escritura en el que la ambición literaria sí es importante, pero no tanto como no respetar las reglas de la convención del género; en este caso la regla del «¿quién lo hizo»?.
F.R.C.: ¿En qué medida le beneficia y le perjudica al Guelbenzu novelista el Guelbenzu crítico literario? (No sé si la pregunta se podría formular también a la inversá….).
J.M.G.: En una estúpida y sumamente equivocada entrada de la wikipedia se habla de mí como de «un crítico que escribe novelas policíacas». Teniendo en cuenta que mi ambición ha sido siempre la de ser un escritor literario de alta literatura, la verdad es que mi vocación ha sido claramente minusvalorada; y eso que en ser un crítico o un escritor de policíaco he puesto todo mi empeño. Pero lo primero es lo primero. Y, al final, todo es literatura si es buena literatura.

F.R,C.: Usted ha elaborado un personaje femenino que está obligada a hacer malabarismos para ser respetada en un mundo duro como el de la Justicia pero sin perder en el camino su atractivo físico y personal. Sin ser experto en la materia, tengo para mí que en la carrera judicial los hombres siguen partiendo con ventaja. Quizá por esto -disculpe la nota freudiana- usted escribe «la Juez Mariana de Marco” en masculino, aunque la palabra «jueza”, en femenino, esté admitida por el Diccionario Panhispánico de Dudas y recogida también por Fundéu. ¿Qué le empujó a elegir como protagonista de estas novelas a un personaje femenino que hace de contrapeso al poder, por lo general tan masculino?
J.M.G.: La negativa a utilizar «jueza» es que es una palabra que no me gusta; parece despectiva además de fea. En cuanto a la otra pregunta, nada me empujó a elegir un personaje femenino: fue un hallazgo en la primera novela, donde ella no era protagonista. Sólo que me di cuenta del gran personaje que tenía ahí tras haber escrito esa primera novela y entonces decidí que no podía abandonarla a ella. De hecho, yo, que amo la novela policiaca clásica, nunca me hubiera dedicado al género si no fuera por Mariana de Marco.

F.R.C.: ¿En qué se diferencia Nunca ayudes a una extraña de sus anteriores novelas policiacas, protagonizadas igualmente por la juez Mariana de Marco? Y: ¿qué diferencias hay entre el Guelbenzu de estas novelas del que escribe las otras novelas?
J.M.G.: En mi modesta opinión, tratándose de un personaje que evoluciona novela a novela, creo que la pregunta está contestada en mi respuesta a la primera de sus preguntas.
F.R.C.: En la nota de agradecimientos cita usted a cinco personas con nombres y apellidos, todas ellas mujeres. Ya nadie discute el papel fundamental que las mujeres interpretan en diversos sectores de la literatura española (escritoras, editoras, agentes literarias, libreras, coordinadoras de talleres, lectoras). ¿Cómo funcionaba el mundo literario cuando usted accedió a él? ¿Era muy diferente al actual?
J.M.G.:Desde el principio, las mujeres tenían una participación importante, pero siempre en puestos de segunda fila. Actualmente, excepto cuando son propietarias de la editorial, donde mandan de verdad, han conseguido ascender a puestos de mayor responsabilidad (p.e. Director Literario), pero los grandes patrones son todos varones.
F.R.C.: Su novela No acosen al asesino está dedicada a Juan García Hortelano. ¿Por qué es este escritor tan importante para usted?
J.M.G.: Juan García Hortelano ha sido una de las personas más cultas, inteligentes y generosas que he conocido, además de un escritor ejemplarmente dedicado a la causa; pero, además, ha sido uno de mis mejores amigos. De hecho, ningún otro libro de la serie está dedicado a nadie porque todos están dedicados, in pectore, a su memoria. Además, estoy convencido de que Mariana de Marco era el tipo de mujer que le habría fascinado.
F.R.C.: ¿Cree usted que el siglo XXI, tan ocioso y con tantas distracciones (cine, televisión, internet, videojuegos), se presta peor que, pongamos, el XIX para la escritura y la lectura de novelas,género literario que les exige al autor y al lector suma concentración?
J.M.G.: Ahora hay muchas técnicas y modos narrativos nuevos, pero creo que ninguna técnica o modo nuevo arrumba a los anteriores; en todo caso los resitúa. Mientras haya gente dispuesta a concentrarse en la lectura, la narración escrita seguirá existiendo; todo depende de lo que uno le pida a los medios que tiene a su disposición. Pero quien esté verdaderamente dispuesto a utilizar su imaginación, necesitará de la lectura.
F.R.C.: ¿Cómo ve usted la novela española actual? ¿Tenemos novelistas de la calidad de Galdós o de Clarín?
J.M.G.: España carece de tradición novelística (no así poética) de manera que hay más bien novelistas que tradición de novela. Ahora podría empezar a darse la vuelta a esa situación, dada la cantidad de novelistas en activo; pero, como siempre llegamos tarde a todo…
F.R.C.: Para concluir esta entrevista, ¿podría recomendarles a nuestros lectores un cuento o un poema?
J.M.G.: Un cuento: «El regreso», de Joseph Conrad. Un poema: «Luis de Baviera escucha Lohengrin», de Luis Cernuda.
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J. M. Guelbenzu (Madrid, 1944) estudió en el colegio Areneros de Madrid y luego Derecho en la Complutense. Entre 1964 y 1969 trabajó en la recién fundada Cuadernos para el Diálogo y en la actualidad colabora regularmente en el diario El País como crítico literario. En 1967 quedó finalista del Premio Biblioteca Breve con El mercurio, su primera novela. Fue director de Taurus y Alfaguara. Entre los libros que ha publicado hasta la fecha están La noche en casa (1977), El río de la luna (1981), que recibió el Premio de la Crítica, El esperado (1984), La mirada (1987), La Tierra Prometida (1991), ganadora del Premio Plaza & Janés, El sentimiento (1995), Un peso en el mundo (1999), Esta pared de hielo (2005) y El amor verdadero (2010). Bajo la firma J. M. Guelbenzu es autor de seis novelas policíacas: No acosen al asesino (2001), La muerte viene de lejos (2004), El cadáver arrepentido (2007), Un asesinato piadoso (2008), El hermano pequeño (2011) —ganadora del Premio Torrente Ballester por su «magistral construcción de una intriga cuyo desarrollo se enriquece con una compleja caracterización psicológica de los personajes, una sutil creaciónde atmósferas y una visión muy auténtica de laEspaña actual»— y Muerte en primera clase (2012), todas ellas protagonizadas por la juez Mariana de Marco.
Fuente: Destino