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Goethe |
Goethe en el ojo del huracán
Algunos de los contemporáneos de Goethe no apreciaron demasiado su obra. Estos fragmentos así lo demuestran… Pertenecen a la introducción de Las desventuras del joven Werther en la edición de Cátedra, realizada por Manuel José González:
«G.E. Lessing, el gran dramaturgo y autor de Emilia Galotti, expresa en carta a Eschenburg (26 de octubre de 1774) el placer que e ha causado la lectura de la novela de Goethe [se refiere a Las desventuras del joven Werther], pero…
para que un producto tan ardiente no pueda causar más daño que provecho, ¿no cree usted que debiera ofrecer al final unas breves palabras frías…? Por tanto, querido Göthe (sic), un capítulo al final; y cuanto más cínimo mejor.
C.Ch. Lichtenberg, el ilustre profesor de Gotinga y célebre proverbista, escribe con dureza y con su habitual ironía:
No creo que entre la denominada juventud estudiantil alemana la suma de cabezas vacías haya sido nunca tan grande como la presente. Ésta es la razón de que haya tantos jóvenes Werther… El paisaje más bello del libro es el que sigue al punto final (1774).
Goeze, teólogo protestante hamburgués, conocido por la acalorada polémica dialéctica sostenida con Lessing, utiliza tonos muy próximos a los del censor español según veremos más adelante, y enjuicia la obra del joven Goethe desde la óptica de la moral cristiana:
¡Dios Santo!, ¿quién hubiera podido pensar hace veinte años que íbamos a vivir estos tiempos en los que dentro de la iglesia protestante aparecen apologías del suicidio, permitiéndose ensalzadas en los periódicos públicos…? (1775).
Los ilustrados berlineses con Heinrich Voss a la cabeza vieron en el Werther un exceso de sensiblería y como contrarréplica Nicolai se atrevió a escribir una parodia titulada Freuden des jungen Werther (Alegrías del joven Werther)».