
Los intelectuales, según Tzvetan Todorov
Impresionante este fragmento de Todorov, incluido en el subcapítulo «Yerros de los intelectuales», que forma parte de su ensayo El hombre desplazado (Taurus, 2008).
(Por cierto, ¿no hubiera sido más amigable traducir “empero” por “sin embargo” y “Yerros” por “Errores” o «Delitos»?).
YERROS DE LOS INTELECTUALES
Si analizamos la historia de nuestro siglo observamos, empero, otra cosa. Durante estos últimos años se ha prestado mucho atención al caso de Heidegger, y al de varios de sus discípulos, quienes apoyaron, antes o durante la II Guerra Mundial, las ideas nazis.
Evidentemente, no fueron los únicos; antes y después de la guerra un número probablemente superior de intelectuales se entregó en cuerpo y alma a las diversas variantes del marxismo político: estalinismo, trotskismo, maoísmo, castrismo… Si le añadimos a esta lista algunos casos aislados, como el apoyo, por efímero que fuese, prestado por Michel Foucault al régimen de Jomeini, y sumamos las diferentes tendencias, sí representan a una gran parte del conjunto de la intelectualidad europea.
El enigma es el siguiente: mientras que los países europeos llevan casi doscientos años comprometidos con el ideal democrático, ideal apoyado por la gran mayoría de sus pueblos, los intelectuales, que constituyen en principio el sector más lúcido, han optado más bien por la defensa de regímenes violentos y tiránicos. Si el voto estuviese reservado únicamente a los intelectuales, viviríamos hoy en día bajo regímenes totalitarios, ¡y ya ni siquiera votaríamos».