
Microrrelato de Mercedes Arancibia: Tres
Me senté a tu derecha y a la izquierda del sol. Aquel sitio era enorme y te miraba al mismo tiempo que al violinista de Flok. La cámara era una mierda, pero al final conseguimos retratarnos. Y nos quedamos en lluvia, en primavera húmeda crónica, en no saber. Hasta las cinco, sorry, no van a servir whisky. Flok, folk, concierto en La Bemol para violín electrónico.
Antes, a veces, por las tardes, yo había desafiado al mundo haciendo punto en el Café Gijón, y Jocelyne Josia cantaba El Muro.
Mucho antes, a solas, yo había cantado a gritos, sobre la voz de Paco Ibáñez, repitiendo palabras de Blas de Otero.
También fue antes cuando Raimon cantó Al Vent y llovieron panfletos, y cuando, por la noche y bajito, lo cantábamos asomadas al patio de Carabanchel, apretando fuerte las manos sobre los barrotes.
Fue después cuando en la carátula del disco de Ferré, live, se me ve el pelo con la raya en medio y los ojos clavados en el escenario.
Extraído de Nunca conocí a nadie que se llamara Carlos. Colección La gata loca (Malvarrosa Ed., 1989)