Cuento de Joaquín Edwards Bello: Perpetua
Perpetua sabía contar varias clases de cuentos. A veces mezclaba a las reinas de Calleja con Isabel II, y en medio de un cuento de “Las mil y una noches” brotaban escenas del bombardeo de Valparaíso.
El día 1º (de cada mes) Perpetua recibía su sueldo y era una fiesta para ella y para mí, que la acompañaba a comprar. Esto duró hasta cuando yo era grandecito. El cielo invernal era blanco, de una gran blancura de leche que rociaba los cerros. De las peluquerías trascendían olores a sábado y salían hombres afeitados y peinados con quinina de sábado. Lavanderas entregaban ropa; señoritas entraban en los baratillos y salían encendidas por los “piropos” turcos y españoles. El puerto estaba enervado por el deseo de locuras de sábado, perfumadas en chicas nuevas y vino rubí. Niñas pintadas aparecían en las puertas del pecado. Perpetua aquella vez me apretó de la mano, presintiendo la influencia del sábado, y me dijo:
-Los vapores junto con los abanicos, los mantos de espumilla y las cajas de té traen al puerto las escarlatinas, la esquelencia y las enfermedades de garabatillo. Tenga cuidado. Los besos pegan enfermedades malas. Nunca se quede en la cama después que despierte, porque el diablo las calienta.
Después compraba diez centavos de pan, azúcar y yerba mate. Sobraban dos centavos y medio. Nos íbamos a casa. Mientras ella preparaba su bebida yo le decía: “Perpetua, cuéntame un cuento”.
Uno de los cuentos originales de Perpetua, el que ella estimaba magistral, consistía en la tragedia o triple extracto de tragedia de una linda niña pobre a quien un torpe mago embrujó. Este cuento como el de Pedro Urdemales surgía de un pasado enigmático y confuso.
Se trataba de un niña linda, un lucero de la mañana. Amada por el propio demonio en ropas de paisano, éste incapaz de hacerse corresponder, era sometida a espeluznantes torturas. Amputada de ambas piernas, la pobre niña fue secuestrada. “¿Me querrás?” preguntaba el hombre malo. “No te querré”, respondía ella con terquedad. Sepultada en solitaria roca, en medio del océano, lloraba al rayo del sol, sin alimentos. No había arbusto ni quisco ni pasto seco, ni agua ni barro “para entretener la sed”.
Tampoco podía morir. La idea de que tampoco podía morir la criatura indefensa colmaba para mí, en angustioso rompecabezas, la idea del dolor humano; me recordaba el sermón de cierto jesuita español alusivo al infierno, que por poco me enfermó.
La niña sepultada en la desolación, abandonada y sin piernas en la roca metálica, con la lengua seca, fuera del alcance de alimentos, recibía cada diez años la visita de diminuta golondrina, la que llevaba en el piquito una gota de agua. Después, pasaban otros diez años y la niña escrutaba el cielo sin parar, día y noche, noche y día, sin comer ni beber ni conversar ni dormir, esperando a la diminuta golondrina.
Cuando Perpetua llegaba a esta crisis de su narración, lloraba y me tomaba las manos, incitándome a llorar junto con ella por la suerte de la desgraciada niña, perdida en medio del mar inclemente. Me aseguraba que su mamita le reveló el cuento durante un velorio y todos los concurrentes terminaron llorando a mares, enlazados entre sí. Ella no sabía contarlo de tan primorosa manera como su mamita y “por eso yo no lloraba”.
Biografía de Joaquín Edwards Bello
Nació en Valparaíso, Chile, en 1887. Su infancia transcurre en las ciudades de Valparaíso, Quillota y Quilpué. Estudia en el Colegio McKay y en el Liceo Eduardo de la Barra. Contrajo matrimonio con doña Angeles Dupuy, quien fallece y posteriormente con doña Marta Albornoz. Viaja a Europa y Brasil. A Europa lo hace una vez con rango diplomático. Trabaja como periodista desde 1919 en el diario “La Nación” de Santiago. También colabora en diversas revistas. Es designado Hijo Ilustre de Valparaíso en 1958. Desde 1960 a 1968 permanece postrado en cama víctima de una hemiplejía, todo lo cual lo sume en una angustia sin vuelta que lo hace suicidarse.
Obra
El Inútil.1910. El Monstruo. 1912. La Tragedia del Titanic.1912. Cuentos de todos Colores. 1912. La Cuna de Esmeraldo.1918. El Roto 1920. Metamorfosis.1921. El Nacionalismo continental.1925. El Bolchevique. 1927. El Chileno en Madrid 1928. Valparaisdo, la ciudad del iento 1931. Criollos en parís 1933. El bombardeo de Valparaiso. 1034. Don Eliodoro Yañez 1934. Don Juan Lusitano.1934. La Chica del Crillón.1935. En El Viejo Almendral 1943. Valparaíso, Fantasmas 1955. Crónicas.1964. Recuerdos de un cuarto de siglo 1966. Nuevas crónicas 1966. Hotel Oddo 1966. El subterráneo de los jesuitas.1966
*** Extractado de “En el viejo Almandral” Tomo I de Joaquín Edwards Bello. Editorial Andrés Bello.
*** Compilación de Ernesto Bustos Garrido
Libros de Joaquín Edwards Bello