El fin de la intimidad

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molino eólico, intimidad
Hombre descansando en molino eólico, a 60 metros de altura. Fuente de la imagen

Millones de cámaras indiscretas ubicadas en puntos estratégicos se encargan de negar cualquier atisbo de intimidad al ciudadano de hoy. Algunas, descaradas, pueden aguarnos la fiesta desde las alturas. Las de Google Street View, por ejemplo. La aplicación del gigante de los servicios de Internet nos ofrece, mediante imágenes de 360 grados, una panorámica de los emblemas más destacados de la civilización, sean museos, estadios, restaurantes, teatros… o bragas. Una japonesa demandó a Google porque el balcón de su casa había sido fotografiado y con él sus bragas. Los juzgados no se pusieron de su parte (alegaron que se veían las bragas pero no a la dueña), pero otra mujer, canadiense, tuvo más suerte y ganó el juicio que interpuso a Google por inmortalizarla sentada a las puertas de su casa luciendo un generoso escote.

Pero si las cámaras de andar por casa no fueran suficiente para robarnos nuestros momentos más íntimos, últimamente ha entrado en juego otro tipo de arma aún más potente: los drones. Acabo de ver en la prensa a un buen hombre, cómodamente dormido en la superficie de un molino eólico, mientras era grabado por un dron, artefacto en origen militar al que suponíamos para tareas más importantes que la de retratar a pacíficos desconocidos echando la siesta.

Son las desventajas de vivir en el Gran Hermano: lo sabemos todo de todos, pero estamos igualmente expuestos a ser observados por el resto del mundo. El siglo xxi no es el idóneo para sonarnos los mocos en plena calle o para abrazar a la amante bajo una romántica farola. En realidad, es un buen siglo para fisgonear y para poco más.

Francisco Rodríguez Criado

(Artículo publicado en El Periódico Extremadura el miércoles, 2 de septiembre de 2015).

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francisco rodriguezFrancisco Rodríguez Criado: escritor, corrector de estilo, profesor de talleres literarios y creador del blog Narrativa Breve. Ha publicado novelas, libros de relatos, obras de teatro y ensayos novelados. Sus minificciones han sido incluidas en algunas de las mejores antologías de relatos y microrrelatos españolas: El cuarto género narrativo. Antología del microrrelato español (1906-2011). Ed. Irene Andrés-Suárez (Cátedra, Madrid, 2012),Velas al viento. Ed. Fernando Valls (Los cuadernos del vigía, Granada, 2010), La quinta dimensión (Universidad de Extremadura, Mérida, 2009), Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español. Ed. Fernando Valls (Páginas de Espuma, Madrid, 2008), Histerias breves (El problema de Yorick, Albacete, 2006), Relatos relámpago (ERE, Mérida, 2006), etcétera. Es autor de El Diario Down, donde narra en primera persona sus experiencias como padre de un bebé con el Síndrome de Down.

Email: info@narrativabreve.com

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