
LAS ENTREVISTAS DE NARRATIVA BREVE
Ana Añón
Días con erre (Ediciones de La Discreta, 2015)
Por Francisco Rodríguez Criado
Después de ganar numerosos premios en certámenes literarios y de colaborar en algunas publicaciones corales, Ana Añón ha dado este año el paso a la publicación en solitario con una colección de cuentos, Días con erre (La Discreta, 2015). 16 cuentos cortos en apenas cien páginas por las que desfilan una serie de personajes, a priori normales, que en ocasiones se ven sometidos a situaciones extravagantes, hilarantes y, por qué no, oníricas. Cotidianidad y extrañamiento son algunos de los elementos del cóctel literario que nos ofrece Ana Añón, con quien hablamos hoy, deseosos de saber más sobre su libro.
Francisco Rodríguez Criado: Una opera prima no surge de la nada, de un día para otro. ¿Cómo fue el proceso de creación de Días con erre?
Ana Añón: El germen de la obra podría encontrarlo ya en mi infancia. Mi universo imaginario, fantástico y extraño, siempre ha estado ahí. También la sospecha de que los seres humanos fingen en sus relaciones con los demás y consigo mismos. Esa mirada inocente y curiosa aparece en algunos de los cuentos como “Miniaturas”, “Laura, zapatos de rana” o “El preludio de Las sílfides”.
El libro es una recopilación de algunos de los relatos que escribí durante los años de formación en talleres de escritura. Surgen como respuestas a los ejercicios planteados por los profesores y nacen desde la estimulación de la memoria y la imaginación, van tomando forma gracias a las lecturas y al aprendizaje de las técnicas narrativas y creativas. El análisis posterior y la selección de los relatos fue una experiencia profunda, introspectiva y reveladora, con la que aprendí mucho de mí misma y de mi entorno.
F.R.C.: Hablaba antes del extrañamiento como elemento que se cuela en las vidas cotidianas de tus personajes. Citaré un ejemplo: “Miniaturas”. El cuento comienza con el elemento inesperado: tras la muerte de la tía Herminia se descubre “que tenía el vello púbico de color rojo y rasurado con forma de corazón”. Y a partir de ese momento nos vemos inmersos en la lectura de una vida que ahora debemos leer en clave diferente. Traspasemos los límites de lo ficticio: ¿crees que todo ciudadano de a pie es portador de una singularidad o de un secreto que, una vez revelado, nos haría revisar el concepto que teníamos de esa persona? Lo preguntaré de otra manera: ¿es difícil encontrar en la vida real un personaje como la tía Herminia de tu cuento o crees más bien que todos somos material narrativo?
A.A.: Tengo que confesar que la tía Herminia es una persona de carne y hueso aunque no esconde ningún secreto sino que te da el teléfono de su esteticista, ja,ja,ja. Mis historias se nutren de lo cotidiano, el material está por todas partes, solo tengo que observar con atención y asociar diferentes ideas para que cobre sentido lo que deseo contar. Suelo utilizar recursos como el humor negro, el absurdo, lo fantástico, metáforas e hipérboles, porque producen ese extrañamiento que me permite distanciarme de lo conocido y abordarlo desde una nueva mirada. Pretendo que mis cuentos sean entretenidos pero también confío en su capacidad transformadora.
F.R.C.: Una vez escritos los cuentos, ¿dónde has encontrado más problemas a la hora de preparar la versión definitiva del libro: en elegir y descartar cuentos, en la corrección, en la elección de los títulos y del orden de aparición…?
A.A.: Al tema que le di más vueltas fue al orden de aparición. Me preocupaba mucho el impacto que producirían algunos de los cuentos en el lector, sobre todo aquellos que dejan un regusto amargo. Es muy difícil tratar de imaginar cómo será esa primera lectura cuando ya conoces los relatos tan a fondo. Sabes que el lector va a pasar por estados de ánimo muy variados desde la risa, al desasosiego, al miedo o a la melancolía, pero resulta complicado diseñar ese itinerario. Todavía albergo dudas.

F.R.C.: Leo en la solapa de Días con erre que has formado parte de dos talleres literarios. Conozco a algunas personas, escritores embrionarios en muchos casos, que rechazan este tipo de talleres argumentando que uno nace (o no) escritor. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
A.A.: Es cierto que las personas nacemos con una predisposición para realizar ciertas disciplinas mejor que otras, pero esto no es un hecho inmutable. Ramón y Cajal aseguró que todo hombre, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro. Precisamente yo imparto talleres para el desarrollo del talento y estoy convencida de que con esfuerzo, perseverancia y pasión cualquier persona puede conseguir aquello que se proponga.
Al igual que las escuelas de música, pintura o danza, creo los talleres de escritura son una buena opción para formarse, sobre todo en el inicio, por la metodología de trabajo, la disciplina, la compañía y la posibilidad de recibir las primeras críticas. Sin embargo tienen el riesgo de que el alumno sufra “el síndrome del contagio del modelo”, es decir que pueden caer en la tentación de imitar a ciertos escritores o de copiar el estilo de su maestro. Es importante contar con un profesor que comprenda y respete su personalidad.
F.R.C.: Háblanos si quieres sobre La Discreta, la editorial que ha publicado Días con erre. ¿Cómo ha sido el proceso de colaboración entre editor y autor?
A.A.: Al tratarse de mi primera publicación en solitario todo era nuevo y estaba un poco preocupada, sin embargo me he sentido muy acompañada en todo momento. La Discreta es una editorial especial donde se respira profesionalidad y amor por la literatura. Paloma González Rubio fue la primera persona de la editorial que leyó mi manuscrito y confió en él, desde entonces he contado con su apoyo siempre y además ha sido la coordinadora de la edición. Tenerla a mi lado me ha dado mucha seguridad. Con el resto del equipo el trabajo de edición ha resultado muy grato. Me gustaría destacar la labor de Pablo Rodríguez a quien tuve la oportunidad de conocer con motivo de la presentación del libro en Madrid, precisamente en esa ocasión estuve arropada por los discretos: Emilio Gavilanes, David Torrejón, Elena Cianca, José García Caneiro y por algunos lectores Amigos de la Discreta. Ha sido una experiencia muy positiva.
F.R.C.: El cortometraje de Vicente Bonet “Miniaturas”, basado en tu cuento homónimo, ha tenido muy buena acogida en los festivales de cine. El cuento fue accésit en el X Concurso Literario de Narrativa para Mujeres de la Generalitat Valenciana (Consejería Bienestar Social). Partiendo de tu experiencia, tú que gestaste la historia donde en un principio no había más que un folio en blanco, ¿qué diferencias sustanciales encuentras, en una misma narración, entre la literatura y el cine? ¿Te reveló el cortometraje aspectos escondidos de tu cuento que habías pasado por alto?
A.A.: El proyecto partía con motivaciones y espíritus muy próximos, los trabajos anteriores que yo había visto de The social dog, “A cuestas con mis padres” y “Love War”, contenían elementos críticos con nuestra sociedad y un sentido del humor muy cercano al mío, y a la vez mi cuento era muy visual. Participé en el rodaje como figurante y me impresionó ver todo el trabajo que hay detrás de una producción cinematográfica, conocer al equipo técnico y artístico, a la gente del pueblo que participó y sobre todo me emocionó pensar que todo ese montaje era consecuencia de una idea mía. He aprendido mucho con este proyecto porque se trata de un lenguaje diferente que me descubre nuevos recursos expresivos. El cortometraje cuenta con un excelente guion donde se ha potenciado el humor, magníficas interpretaciones que lo enriquecen y elementos que destacan como la música o la estética del color que contrasta con la atmósfera del funeral. Creo que ambas obras se complementan aportando diferentes matices. Por otra parte, los premios obtenidos, nacionales e internacionales, favorecen una mayor difusión de la historia.
F.R.C.: Reza tu currículum que has estudiado danza en la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Valencia. ¿La danza puede contar una historia o su objetivo no pasa de compartir emociones y estados de ánimo?
A.A.: Creo que la buena danza siempre cuenta una historia. Los Grandes Ballets clásicos son en su mayoría adaptaciones de obras literarias como “Romeo y Julieta”, “El lago de los cisnes” o “La bella durmiente”, en ellas se conjuga el virtuosismo técnico con la exploración de la existencia desde las emociones. Ocurre lo mismo que comentaba antes con el cine, que complementan la obra original y la enriquecen. No puedo pensar en “Romeo y Julieta” sin traer a mi mente a Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev. La danza contemporánea nos ofrece a su vez interesantes posibilidades expresivas mediante un movimiento más libre que suele provenir de la improvisación. Utiliza en ocasiones espacios abiertos, elementos audiovisuales o el diálogo con otros lenguajes en contextos multidisciplinares. Se trata de un código diferente pero nos habla también de la condición humana.
F.R.C.: También escribes haikus. ¿Qué es más difícil, escribir un cuento o un haiku?
A.A.: Si me ciño al proceso de escritura y corrección, me resulta más fácil escribir un haiku, porque suele presentarse prácticamente completo y estamos hablando de 17 sílabas. Pero si tenemos en cuenta la fase de gestación previa, me cuesta más alcanzar el estado de relajación necesario para la contemplación. Vivo en una ciudad y, aunque en ocasiones escribo haiku urbano, suelo escribirlos en vacaciones o durante alguna salida al campo. Sin embargo, las ideas para cuentos llegan continuamente, porque encaja mejor con mi modo de vida, con cierta tensión y requiere un estado mental similar al resto de actividades que realizo.
F.R.C.: Y, para terminar, ¿puedes recomendarnos un cuento o un poema para los lectores de Narrativa Breve?
A.A.: Hay un poema muy breve de Gonzalo Millán, «Piscis» que me cautiva cada vez que lo leo, me parece una magnífica metáfora.
Desde Narrativa Breve agradecemos a Ana Añón que nos haya concedido esta entrevista y le deseamos mucho éxito.
Cuento de Ana Añón: Póquer
Francisco Rodríguez Criado: escritor, corrector de estilo, profesor de talleres literarios y creador del blog Narrativa Breve. Ha publicado novelas, libros de relatos, obras de teatro y ensayos novelados. Sus minificciones han sido incluidas en algunas de las mejores antologías de relatos y microrrelatos españolas: El cuarto género narrativo. Antología del microrrelato español (1906-2011). Ed. Irene Andrés-Suárez (Cátedra, Madrid, 2012),Velas al viento. Ed. Fernando Valls (Los cuadernos del vigía, Granada, 2010), La quinta dimensión (Universidad de Extremadura, Mérida, 2009), Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español. Ed. Fernando Valls (Páginas de Espuma, Madrid, 2008), Histerias breves (El problema de Yorick, Albacete, 2006), Relatos relámpago (ERE, Mérida, 2006), etcétera. Es autor de El Diario Down, donde narra en primera persona sus experiencias como padre de un bebé con el Síndrome de Down.
Email: info@narrativabreve.com
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