Cuento escondido de John Steinbeck en «Camaradas errantes»

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cuento escondido, John Steinbeck
Escritor John Steinbeck. Fuente de la imagen

Cuento escondido de John Steinbeck en su novela Caramadas errantes

John Ernest Steinbeck (Salinas-California 1902- Nueva York 1968) es uno de los narradores más influyentes de la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos y otras latitudes; su temática es universal y su estilo, directo y recio: la vida los marginales, de los desposeídos, de los miserables y su imposibilidad de insertarse en la sociedad americana. Es uno de los fenómenos más recurrentes con los inmigrantes y los mexicanos, de manera especial. Algo de esta problemática social contiene esta novela –la cuarta de su producción literaria– cuyo título original es Tortilla Flat (El llano de Tortilla).

La locación es un perdido pueblo cerca de Monterrey en California, Estados Unidos. La obra también se conoce como “Camaradas errantes” porque relata las historias de unos amigos que viven sin horizonte, al margen de la sociedad. “Son felices de levantarse, poder calentarse al sol y luego beber un botella o dos de vino”, dijo el mismo autor al referirse a su novela y sus personajes.

El cuento escondido muestra a dos personajes de la novela: Danny es uno de los principales protagonistas, y es absorbido, con frecuencia, por la recia personalidad de un Pilón, un tipo sagaz, hábil en retorcer argumentos que siempre lleva a su provecho, con la particularidad de que acaba creyéndose sus falacias. Es buen amigo, hasta el extremo de compartir una damajuana de vino tinto en una tarde de lluvia frente a los leños robados a la viuda Morales a quien también le escamotean huevos o algún pollo de su corral, mientras alguno de ellos le paga con «favores», de pie, detrás de la puerta del granero.

Ernesto Bustos Garrido

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Camaradas errantes (Tortilla Flat)

(fragmento)

John Steinbeck

Pilón, excepto durante los años pasados en el ejército, jamás había poseído quince dólares juntos, pero tenía hechos sus cálculos; faltaba un mes para que se cumpliera el plazo dentro del cual debía hacer efectivo el alquiler, y nadie es capaz de vaticinar todas la cosas que pueden suceder en treinta días.

Continuaron Danny y él balanceándose en las mecedoras, con suavidad. Repentinamente, Danny se puso de pie, y sin dar explicaciones por su actitud, salió de la habitación. Breves momentos más tarde, volvía con unas cuantas manzanas.

–De cualquier manera, la lluvia las hubiera dañado –dijo a modo de disculpa.

Pilón no podía dejar que se lo superase. Se levantó, y luego de encender la bujía entró en el cuarto contiguo, para volver pocos minutos después con una palangana y un cántaro, dos vasos de vidrio rojo y una ramillete de plumas de avestruz.

–No conviene poseer objetos que pueden romperse –explicó–, porque cuando les ocurre un accidente que los inutiliza, uno piensa que hubiera sido preferible no haberlos tenido nunca.

Luego de ofrecer esta justificación sacó los papeles de color rosa que estaban colocados contra la pared.

–Un cumplimiento para la señora Torrelli –dijo, y salió en dirección a la calle.

Transcurrió un tiempo antes de que regresara Pilón. Cuando entró, traía completamente mojada la ropa, pero en su rostro resplandecía una expresión triunfante. Sus manos sostenían una damajuana llena de vino tinto.

La conversación fue derivando con lentitud hasta la discusión vehemente, más ninguno de los dos hombres se preocupó por hallar mayores argumentos en apoyo de sus respectivas tesis.

Las excitaciones de ese día habían terminado por rendirlos. El vino los hizo cabecear soñolientos y se dispusieron a dormir sobre el piso.

El fuego murió y la estufa se fue enfriando. La bujía, que se había inclinado, se ahogaba en su propio sebo, y por último lanzó débiles y azules llamas de protesta y se apagó.

La casa quedó a oscuras, silenciosa y en paz. 

*** Extraído de las páginas 23 y 24. Segundo Capítulo. Tortilla Flatt – Editorial Claridad S.A. Buenos Aires, Argentina. Segunda Edición. 1942.

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ernesto-bustos-garrido Ernesto Bustos Garrido (Santiago de Chile), periodista, se formó en la Universidad de Chile. Al egreso fue profesor en esa casa de estudios, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Diego Portales. Ha trabajado en diversos medios informativos, televisión y radio, funda-mentalmente en La Tercera de la Hora como jefe de Crónica y editor jefe de Deportes. Fue director de los diarios El Correo de Valdivia y El Austral de Temuco. En los sesenta y setenta fue Secretario de Prensa de la Presidencia de Eduardo Frei Montalva, asesor de comunicaciones de la Rectoría de la U. de Chile, y gerente de Relaciones Públicas de Ferrocarriles del Estado. En los ochenta fue editor y propietario de las revistas Sólo Pesca y Cazar&Pescar. Desde fines de los noventa intenta transformarse en escritor.

 

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