
Arthur Schopenhauer (1788-1860) dedica unas líneas, en el capítulo F de El arte de insultar, a un tema que, pese al paso del tiempo transcurrido desde la publicación del citado libro, sigue estando de actualidad: la fama artificial, o falsa fama, por lo general muy mal asimilada.
La fama falsa
«Entre las formas de fama rápidamente adquiridas hay que contar a la fama falsa, es decir, la artificial, que se obtiene mediante alabanzas injustificadas, buenos amigos, críticos venales, señas desde lo alto o acuerdos por lo bajo, o enaltecimiento de una obra sobre la premisa correcta de que las masas no saben juzgar. Dicha fama se parece a los globos hechos de vejigas de buey que se suelen usar para mantener a flote a un objeto pesado. Quizá lo sostengan un tiempo más o menos largo, dependiendo de la manera en que hayan sido inflados y atados; pero terminan por dejar pasar el líquido, y el cuerpo se hunde».
Arthur Schonpenhauer