
ENTREVISTAS EN LA MOCHILA, por Gloria Díez
¿Tiene un minuto..? Me parece que llevo unas preguntas en la mochila.
Hoy con Ernesto Bustos Garrido
Ernesto Bustos Garrido es un periodista chileno de larga trayectoria: a lo largo de su vida profesional ha impartido clases en varias universidades y trabajado en diversos medios informativos, fundamentalmente en “La Tercera de la Hora”. Llegó algo tarde a la narración, pero el lector curioso puede ver alguno de sus cuentos en este mismo blog. Le apasiona tanto atrapar un buen pez como un buen reportaje y aunó ambas aficiones editando y dirigiendo dos revistas, “Solo pesca” y “Cazar&Pescar”.
Buen conocedor de la obra y la figura de Pablo Neruda, Ernesto Bustos se mantiene atento al panorama cultural de su país.
–Chile ha producido una poesía deslumbrante, la pregunta es si, después de las últimas grandes figuras, hay recambio para voces como las de Pablo de Rockha, Neruda, Huidobro, o como la del propio Parra, aún y afortunadamente vivo.
–Bueno, si en una época Chile fue capaz de “producir” estos verdaderos emblemas de la poesía universal, sin duda, hoy día también lo es. Son generaciones que se van renovando, lo que pasa es que la poesía de hoy es muy contestataria respecto de los poetas anteriores.

–Cada generación tiene la tentación de “matar al padre”.
–Exactamente, porque para nosotros, que ya somos de una determinada edad, Neruda es un icono, es un símbolo, sin embargo, para los poetas jóvenes, Neruda es un personaje demodé. No les gusta su poesía, porque dicen que Neruda usa técnicas que ya están pasadas de moda. Pero nadie, hasta ahora, ha logrado alcanzar la estatura de Pablo Neruda; me parece que es una falta de humildad, no me gustan aquellos artistas que, para colocarse en un determinado lugar de la sociedad, tienen que ensuciar y destruir… el mundo no se inventó a partir de ellos, el mundo existe desde hace muchos años.
(La entrevista se realiza a poca distancia del Palacio de Moneda. En las calles de Santiago hay grandes perros que duermen tumbados en las esquinas. Son perros vagabundos o “vagamundos”, grandes moles que respiran pausadamente. Le pregunto a Ernesto Bustos si alguien les da de comer y me contesta lacónico: si no, no estarían aquí)
–¿Ocurre eso también con Rockha y con Huidobro, que son más “rompedores” que Neruda?
–Huidobro es el creador, valga la redundancia, del “Creacionismo”, que, a su vez está basado en Rubén Darío. Vicente Huidobro tiene seguidores hoy en día, él no hace una poesía tan pastoril como puede ser, en algunos momentos, la poesía inicial de Pablo Neruda, la de Huidobro es una poesía muy vigorosa y muy contestataria. Pero el más rompedor de todos es Nicanor Parra, que hace poesía de las cosas más cotidianas. Aunque Pablo Neruda hizo también poesía de la cotidianidad como la famosa “Oda al caldillo de congrio”, o la “Oda al puré con longaniza”.
(“Y en las ollas / chilenas, /en la costa, /nació el caldillo /grávido y suculento” escribió Neruda. Si Ernesto Bustos tuviera la tentación de escribir un poema, creo que se lo dedicaría al “mote con huesillos” una especie de dulce nacional, que admira con fervor).



–A veces los grandes nombres, los grandes creadores, pesan sobre la siguiente generación como una losa. Hay que pensar en algo diferente, porque es imposible hacer mejor lo que ellos ya hicieron. Dejaron el listón muy alto.
–Fíjese que Shakespeare logró identificar 38 situaciones “claves” para escribir sus obras de teatro y estas 38 situaciones: celos, envidia, temores, valentía, orgullo, etcétera, se repiten hasta el día de hoy. Está todo inventado, no hay ningún pecado en usar las mismas temáticas, todo depende de cómo se usan, es decir, de cómo “me apeo del caballo”.
(El viajero que llega en avión a Chile ve desplegarse a sus pies un gigantesco rebaño de montañas que se precipita, en una caótica estampida, hacia el Océano. Ya en tierra, la presencia de la cordillera, con sus alturas imponentes, es una constante en la ciudad de Santiago.)
–Usted ha estudiado a Neruda, tanto su vida como su obra, cuénteme algo que no sea demasiado conocido por el gran público.
–Sí, a mí me ha llamado mucho la atención la vida de Pablo Neruda; hace poco fui con mi esposa a Argentina, a El Totoral, una ciudad de la provincia de Córdoba, donde Neruda estuvo escondido casi dos años. Yo, al comienzo, pensé que Pablo habría estado allí en calidad de exiliado, porque tuvo problemas políticos aquí en Chile y tuvo que huir del país a través de la cordillera.
Lo que descubrí posteriormente es que Pablo Neruda se fue a refugiar ahí cuando rompió con su esposa, Delia de Carril; él tenía una relación paralela con Matilde Urrutia y el círculo social de Neruda tomó muy mal esta suerte de traición de Pablo a esta mujer encantadora, Delia del Carril, que fue quien lo encumbró a las alturas de la cultura y de la poesía universal, gracias a sus contactos en Europa.
Todo el círculo social que rodeaba a Neruda, aquí en Chile, vio con muy malos ojos que Pablo Neruda hubiera cambiado a esta mujer culta, encantadora, ¿ya? por una bailarina, porque “la” Matilde Urrutia, a quien llamaban “La Chascona”, era una guitarrera, con todo el respeto que me merecen las personas que tocan la guitarra. Entonces se le puso muy “pesada” la “pista” a Pablo Neruda aquí en Chile y de hecho se formaron dos bandos: unos amigos que se fueron con Neruda, y cohabitaron con Matilde Urrutia y otros que simplemente le “bajaron la cortina” a Pablo. Entonces Neruda, seguramente aconsejado por su círculo más íntimo, y también por la dirección del Partido Comunista, que le dijeron, “Pablo, vete por un tiempo”, se fue. Y estuvo casi dos años en este pueblito de Argentina.
-¿Vivió ahí con Matilde?
Si, en El Totoral Neruda vivió con su amante en una casa-quinta facilitada por el secretario general del Partido Comunista de América Latina, Rodolfo Aráoz. Hay registros tangibles de su estancia en ese pueblo, como el frontis de esa casa, que diseñó él mismo y que fue ejecutado por el albañil Victorio Zedda, a quien, años después dedicó su “Oda al albañil tranquilo”: “Y al fin de semana/ las columnas, el arco/ hijos de cal, sabiduría y manos/ inauguraron la sencilla firmeza y la frescura./ ¡Ay que lección me dio con su trabajo/ el albañil tranquilo!”
Pablo Neruda tenía un deseo escondido, le habría gustado ser constructor o arquitecto; entonces, así como diseñó su casa de Isla Negra, allí, en El Totoral, también diseñó la fachada. Y fíjese que en esa misma casa también estuvo Rafael Alberti, el gran poeta español, cuando se vio obligado a salir de su país por cuestiones políticas. En la plaza de la ciudad, todavía se puede ver un monumento en el que aparecen Neruda, Rafael Alberti y el paisajista cordobés Octavio Pinto.
–Si tuviera que destacar algo de Neruda, ¿qué sería?
–Su compromiso político es una de las cosas que llama la atención, no todos los artista son tan “jugados” como él, que fue incluso candidato a la Presidencia de la República. A Pablo se le persiguió políticamente de una manera salvaje, tuvo un compromiso político muy fuerte, aunque yo no comparta sus ideas, pero el hecho, por ejemplo, de que organizara este rescate de la intelectualidad española y los trajera aquí en calidad de refugiados, en ese famoso barco llamado Winnipeg, habla del compromiso que él tenía con las personas, y Pablo Neruda fue muy inteligente, porque, a pesar de que aquí en Chile ya lo estaban torpedeando y lo estaban criticando por organizar ese rescate, él supo elegir muy bien a los que iban a viajar, trajo fundamentalmente intelectuales, pero también obreros, carpinteros, panaderos, talabarteros…eso da idea de la mirada que tenía de la sociedad y del mundo: él creía que era posible que convivieran los trabajadores manuales y los intelectuales.
–También fueron un fermento para la sociedad chilena, los que venían no eran un peso muerto, ni los intelectuales, ni los artesanos.
–Bueno, aquí, por ejemplo, vino un historiador, Leopoldo Castedo, que tiene el mérito de haber hecho un resumen de la historia de Chile escrita por Don Francisco Encina, que es la más grande y completa que se ha producido, pero Castedo tuvo el mérito de hacer un compendio en tres tomos de una obra que tenía más de treinta.
(Como nota a pie de página digamos que Castedo, que se nacionalizó chileno, murió en un avión que lo llevaba de España a Chile, después de presentar en Madrid su última obra. Murió “en tránsito”, mientras volvía.)
–De la ingente obra de Neruda, esos versos amplios, caudalosos como un Amazonas, ¿con qué se quedaría?
–Sin duda, con “Residencia en la Tierra”. Es una obra muy sólida, del periodo de madurez, ¿ya? Ahí está el Neruda sobrio, el Neruda ya construido, pero yo si debiera quedarme solo con una cosa, me seguiría quedando con “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.