
Por Ernesto Bustos Garrido
A veces uno se mete en camisa de once varas, es decir, emprende tareas que en el transcurso de su desarrollo o ejecución aparecen en toda su dimensión, y entonces, nos damos cuenta, tarde sin duda, de que estamos frente a una montaña inalcanzable. Es lo que me ocurrió cuando me propuse hablar o comentar sobre tres escritoras argentinas contemporáneas. Al menos eso creía antes de estudiarlas a cada una por separado. Pensaba que Alicia Steimberg (1933-2012), Liliana Heker (1943), y Cristina Civale (1960) tenían mucho en común, que eran de una misma época. Había leído algunos de sus cuentos y había quedado muy impactado con su todo, es decir, forma y fondo. Pensé que quizás venían de una misma generación y que por ahí debía estar el tronco común.
Estaba equivocado y ahora lo reconozco. Alicia y Liliana podrían pertenecer a una misma camada de escritoras; sin embargo, Cristina Civale es más reciente. La misma temática de sus cuentos y novelas lo dice. Alicia Steimberg también escribió de mujeres y de sus pasajes y experiencias sexuales. Liliana lo mismo, pero un poco menos. Cristina en cambio aborda los temas de alcoba con desenfado y con un lenguaje que por momentos nos hace creer que estamos frente a una obra de teatro de las actuales, de esas piezas donde las malas palabras y los gestos groseros abundan y que tienen por objeto retratar fielmente la calle, la vida, la cotidianeidad.
Por cierto que esta arista no le quita méritos frente a las demás. Tanto las historias de Alicia Steinberg como las de Liliana Heker son episodios sutiles, con mucha espiritualidad, escritos con delicadeza, eligiendo cada palabra para que el concepto a transmitir resulte como las pelusitas de nieve en una canción de Navidad. Cristina también recurre al lenguaje, lo escoge con minuciosidad, pero es un lenguaje descarnado, de esos discursos literarios sin ambages, sin cálculos, sin buscar las dobles lecturas o intenciones. En sus palabras no hay subterfugios, y eso también vale y sirve para otorgarle un tono rubí a las historias. Estas, en su caso, son historias comunes, son historias del cada día, arrancadas quizás de las páginas policiales o de farándula de los periódicos, de confidencias de baños donde algunas mujeres van en medio de una fiesta para hacerle un rayado de cancha a una eventual rival o para junto con retocarse el lápiz labial, meter mano en la cartera para cerciorarse de si portan el profiláctico necesario. De todo esto sale una paleta de colores que sube la temperatura y que atrapa tanto a lectoras como a lectores.
Pero ahí están las tres; y podrían ser muchas más. La narrativa argentina femenina de los 90 y la actual son abundantes en nombres y méritos. Y como decía antes, podría haber muchas antologías a la espera de la recolección de algún compilador de “los mejores cuentos” de estas escritoras. La veta, con las nuevas, por momentos se hace interminable. Ha habido escuela y la profusión de revistas literarias ha permitido mostrar trabajos por años ocultos. Las editoriales independientes también trabajan y apuestan con nombres casi desconocidos. Hay que arriesgar, dicen; puede haber fracasos, pero la calidad y abundancia son tan ricas que vale la pena saltar el río. A esta conclusión hemos llegado sin pretender haber descubierto la pólvora.
Por ahora, los invitamos a disfrutar de estas seis manos llenas de talento que nos gratificarán un largo rato o quizás siempre con sus historias imperdibles.
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Alicia Steimberg se hizo en el silencio
Alicia Steimberg nació en Buenos Aires en 1933 y falleció en el 16 de junio de 2012. Su padre era ruso judío y su madre ucraniana. Cursó estudios en el Instituto Nacional del Profesorado en Lenguas Vivas, donde se recibió de maestra normal y luego de profesora nacional, con especialidad en inglés.
Durante la adolescencia escribió sus primeros textos literarios. En 1971 publicó su primer libro «Músicos y relojeros», en el Centro Editor de América Latina. También resultó finalista en los concursos de ese año de las editoriales Seix Barral (Barcelona) y Monte Ávila (Caracas). Fue una escritora de bajo perfil, alojada en el silencio.
Aunque escribió fundamentalmente para adultos también apeló a lectores juveniles como en sus obras El mundo no es de polenta, publicado en 1990 y Una tarde de invierno un submarino en 2001.
En 1983 fue premiada con la beca Fulbright y participó durante tres meses en el encuentro de escritores International Writing Program, en Iowa, Estados Unidos.
Fue directora del Libro en la Secretaría de Cultura de la Nación entre 1995 y 1997, además fue traductora del inglés al español y organizó talleres literarios y cursos de lectura de textos en inglés.
Entre las distinciones que recibió se cuentan: el Premio Satiricón de Oro (1973), el Premio de la Sociedad Argentina de Escritores (1983), la beca Fulbright (1983), el Premio Planeta Biblioteca del Sur (1992) y el Premio Konex de Platino en traducción (2004). Su obra ha sido convertida a varios idiomas y se ha ganado el reconocimiento unánime de la crítica nacional e internacional.
Sus relatos entran en la corriente del cuento hispanoamericano, y en sus novelas se aprecia una mezcla de realismo con psicoanálisis. Poseía un estilo narrativo rítmico, austero y preciso y con destellos de ironía y humor.
Entre sus obras resaltan La loca 101, Su espíritu inocente, Músicos y relojeros, Como todas las mañanas, El árbol del placer, Amatista, Cuando digo Magdalena, Vidas y vueltas, Antología del amor apasionado (junto a Ana María Shua), La selva, Aprender a escribir y La música de Julia.
Cuento corto de Alicia Steimberg: El sexo, la muerte y los medios
Cuento de Cristina Civale: Bette Davis en el cuarto de baño
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Liliana Heker, discípula de Abelardo Castillo
Nació en Buenos Aires, Argentina, el 9 de febrero de 1943. En 1959 termina el colegio secundario y aprueba el ingreso a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, para estudiar física. En 1964 Liliana abandona la carrera de Física. «El desencadenante para abandonar el ámbito de la física fue mi imposibilidad, casi metafísica, de armar un complicadísimo circuito electrónico, requisito imprescindible para aprobar el ramo de electrónica. El motivo real del abandono sin embargo fue que desde que había empezado la carrera, cuatro años atrás, yo estaba decididamente tironeada por la escritura.
En 1959 con 17 años, Liliana Heker comienza a colaborar en la revista literaria “El grillo de papel”. Ella envía al director un poema para publicar. Castillo lo lee y responde: «El poema es pésimo, pero por la carta se nota que sos una escritora». Iniciada la relación con ese ambiente literario, Liliana seguirá coloborando en otros proyectos de Castillo. Con él y otros jóvenes escritores participa en la fundación de las revistas literarias El Escarabajo de Oro (que existió entre 1961 y 1974) y El Ornitorrinco (1977 –1987).
En 1966 publica su primer libro de cuentos “Los que vieron la zarza”. Su trabajo fue fundacional y muy pronto se convirtió en una de las grandes narradoras argentinas contemporáneas. Entremedio protagonizó una célebre polémica con Julio Cortázar.
Sus obras comprenden además de “Los que vieron la zarza”, (1966); “Acuario” (Editorial América, Buenos Aires 1972), cuentos; “Un resplandor que se apagó en el mundo” (1977), novela; “Diálogos sobre la vida y la muerte” (1980), entrevistas; “Las peras del mal” (1982), cuentos; “Zona de clivaje” ( [1987] “Legasa”, Buenos Aires 1990 ), novela; “Los bordes de lo real” (1991), cuentos completos; “El fin de la historia” (1ª edición en 1996; Alfaguara, Buenos Aires 2004, ISBN 987-110677-7), novela; “Las hermanas de Shakespeare” (Editorial Aguilar, Buenos Aires 1999 ), textos críticos; “La crueldad de la vida” (2001), relatos; y “Cuentos” (2004), libro que reúne todos los cuentos de su autoría publicados hasta la fecha.
Ha recibido la Mención del Premio Casa de las Américas, 1966 por “Los que vieron la zarza”; Faja de Honor otorgada por la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), en 1967; y Primer Premio Municipal de Novela (Buenos Aires) años 1986-1987 por “Zona de Clivaje”.
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Cristina Civale
Cristina Civale (Buenos Aires, 1960) es Licenciada en Comunicación por el Círculo de la Prensa de Buenos Aires (1981) y Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires (1985). Cursó estudios cinematográficos en la Escuela de Cine de Avellaneda (1985-86) y en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, Cuba (1986-88).
Es escritora, periodista especializada en artes visuales, editora, guionista, directora de cortometrajes y gestora cultural. Ha publicado los libros de cuentos “Chica fácil” (1995, Buenos Aires/ 2001, Madrid); “Perra Virtual” (1998), “Cuentos alcohólicos” (2009), la novela “El hombre de mi vida serás tú” (2002) y el conjunto de nouvelles “Adiós América” (2005).
Entre 1999 y 2006 vivió en distinta ciudades europeas, desempeñándose como gestora cultural, relacionadora pública y periodista. En 2004 fue asesora del Comune di Genova para Génova, ciudad de la cultura europea, en lo referente a las contrataciones con compañías y artistas de América Latina.
Entre 2010 y 2011 fue editora general de “Gazpacho, acá hay tomate”, la revista cultural del Centro Cultural de España en Buenos Aires, donde trabajó desde sus inicios hasta su discontinuidad.
Escribió hasta julio de 2013 para el suplemento cultural del diario Clarín, Ñ y para la sección de cultura y sociedad del diario porteño Z. También sobre artes visuales en el diario Página 12.
En diciembre de 2014 publicó la novela “Las tipas” (Milena Caserola, Buenos Aires), y durante el 2015, escribió las novelas “Sublevados” y “Las durmientes”, las dos aún inéditas.
Ernesto Bustos Garrido (Santiago de Chile), periodista, se formó en la Universidad de Chile. Al egreso fue profesor en esa casa de estudios, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Diego Portales. Ha trabajado en diversos medios informativos, televisión y radio, funda-mentalmente en La Tercera de la Hora como jefe de Crónica y editor jefe de Deportes. Fue director de los diarios El Correo de Valdivia y El Austral de Temuco. En los sesenta y setenta fue Secretario de Prensa de la Presidencia de Eduardo Frei Montalva, asesor de comunicaciones de la Rectoría de la U. de Chile, y gerente de Relaciones Públicas de Ferrocarriles del Estado. En los ochenta fue editor y propietario de las revistas Sólo Pesca y Cazar&Pescar. Desde fines de los noventa intenta transformarse en escritor.
1 comentario en «Tres grandes narradoras argentinas: Alicia Steimberg, Liliana Heker y Cristina Civale»