Algunos de mis mejores amigos, sabedores de que bajo mi coraza de hombre existencialista hay un gran amante del humor, suelen enviarme gamberradas al móvil, algunas de ellas muy divertidas. Cuando se trata de texto puro y duro, a falta de un título revelador –los MSN o los wasaps son parcos en cuanto a edición–, nunca sé que voy a leer.
Hoy, por ejemplo, me han enviado un texto que ha conseguido “engañarme”. Cuando lo empecé a leer me pregunté: ¿esto es una queja?, ¿una historia real?, ¿un chiste?, ¿una advertencia climática?
En fin, no quiero enrollarme más. Os ofrezca esta historia corta, a ver qué os parece. No sé quién la escribió. Por mi parte, me he limitado a mejorar el estilo de redacción.
Y hasta aquí puedo contar.
Y aquí la historia leída en WhatsApp
Qué fuerte… Acabo de hablar con un amigo que está viviendo en Teruel. Me ha dicho que no para de nevar (lleva casi dos días), que la temperatura ha bajado a –15 grados centígrados y que el viento norte alcanza ráfagas de hasta 120 km/h. Están casi aislados y me comenta que su mujer no ha hecho otra cosa en todo el día que mirar por la ventana de la cocina.
También me ha comentado que si el tiempo se pone peor, no le va a quedar otro remedio que dejarla entrar…