Tres relatos cortos de Ambrose Bierce

Un león que vagaba por el bosque se clavó una espina en la pata, y al encontrar un pastor, le pidió que se la extranjera. El pastor lo hizo, y el león, que estaba saciado porque acababa de devorar a otro pastor, siguió su camino sin hacerle daño. Algún tiempo después, el pastor fue condenado, a causa de una falsa acusación, a ser arrojado a los leones en el anfiteatro. Cuando las fieras estaban por devorarlo, una de ellas dijo: