Os dejo hoy dos cuentos populares rusos, recopilados por Afanásiev. El primero es un cuento sobre la astucia y el segundo un relato sobre la indecisión.
Ambos están incluidos en La bruja Yagá y otros cuentos. Cuentos populares rusos I, de A.N. Afanásiev, con ilustraciones de Violeta Lópiz (Anaya, 2007).
Aleksandr Nikoláyevich Afanásiev fue un gran folclorista ruso del siglo XIX. Ha pasado a la historia de la literatura por ser el primero en editar estos cuentos rusos que hasta entonces solo se conocían por la tradición oral.
Y si estás especialmente interesado en la literatura rusa, no dejes de leer nuestra sección de Cuentos Rusos.
Cuento infantil: El cuervo y el cangrejo
Iba volando un cuervo sobre el mar cuando vio que un cangrejo salía a la arena, lo agarró -¡zas!- y tiró hacia el bosque para merendárselo, pensando en cualquier rama.
Al darse cuenta de que iba a morir, le dijo el cangrejo al cuervo:
–Oye, cuervo, ¿sabes que yo he conocido a tu padre y a tu madre? Son gente muy buena.
–Hmmm –contestó el cuervo sin abrir el pico.
–También he conocido a tus hermanos y a tus hermanas. Valen mucho también.
–Hmmm…
–Sin embargo, por buenos que sean, contigo no se pueden comparar. Tengo la impresión de que no hay nadie más listo que tú.
–¡Claaa-ro que no…!
Y al abrir el pico para gaznar con todas sus cuentas, el cuervo dejó caer el cangrejo al mar.
Cuento infantil: La grulla y el flamenco
Andaba volando una lechucita sin pizca de seso en la cabecita. Vuela que te vuela, al fin se posó, agitó la cola, miró en derredor y otra vez voló. Vuela que te vuela, se volvió a posar, agitó la cola, miró en derredor… No hagas caso de esto, que ahora viene el cuento.
Una grulla y un flamenco habitaban en un pantano y se habían hecho una casita cada uno en los extremos opuestos. Al flamenco le pareció aburrido vivir solo, y pensó en casarse: “Voy a pedir en matrimonio a la grulla”, se dijo.
Allá fue el flamenco –¡plaf, plaf! –, chapoteando siete verstas por el pantano. Llegó y preguntó:
–¿Está en casa la grulla?
–Aquí estoy.
–¿Quieres casarte conmigo?
–No, no me casaré contigo. Tienes las patas largas, el traje corto y el vuelo tardo. Además, ¿con qué ibas a mantenerme? Márchate, largirucho.
El flamenco volvió a su casa como había venido.
Luego la grulla reflexionó.
–En lugar de vivir sola, mejor haría casándome con el flamenco.
Conque fue a verle y le dijo:
–Cásate conmigo.
–No. ¿Qué falta me haces? No quiero casarme ni tomarte por mujer.
La grulla se echó a llorar de vergüenza y volvió a su casa.
Pero el flamenco se puso a pensar:
–No debía haber rechazado a la grulla. Vivir solo es muy aburrido. Iré a pedírselo otra vez.
Conque llegó y dijo:
–Lo he pensado mejor, y quiero casarme contigo. ¿Aceptas, grulla?
–No, flamenco. No me casaré contigo.
El flamenco se volvió a su casa.
Entonces fue la grulla la que se puso a cavilar.
–¿Por qué lo habré rechazado? ¿Qué sentido tiene vivir sola? Mejor haré casándome con el flamenco.
Y fue a decírselo al flamenco, pero él no aceptó.
Desde entonces así andan, yendo el uno al otro a pedirse en matrimonio, sin acabar de casarse.
Buenas tardes, estimados lectores, somos alumnos de cuarto grado de la Escuela Constancio Cecilio Vigil, ubicada en Córdoba, Argentina. La historia del «Cuervo y el cangrejo» nos pareció muy buena pero, en el diccionario castellano gasnar ,se dice: «graznar».
Como moraleja podemos decir, que ser astuto nos puede ayudar a salir de momentos difíciles. Además ser vanidoso, creerse el mejor de todos, a veces, nos juega en contra, porque nadie es perfecto ni mejor que otro.
Los chicos de cuarto seguimos analizando.
Moraleja del cuento “la grulla y el flamenco”
Tenemos que pensar muy bien las cosas y ser decididos. Es mejor equivocarse y aprender, que quedarse sin nada.