Las fábulas tienen mala fama entre ciertos lectores. No es cosa de ahora, en el siglo XV y XVI ya eran consideradas un género menor. Sin embargo, Jean La Fontaine consiguió superar muchas de esas reticencias con sus fábulas. Escribió muchas (124, repartidas en doce libros) y de gran calidad.
En Fábulas escogidas y puestas en verso, el autor recupera algunas composiciones del maestro del género (Esopo, Fedro), dándole cierto aire poético y abandonando, en ocasiones, la extrema brevedad con la que los citados autores solían condensar sus historias edificantes ¿para niños?
Os dejo un par de esas fábulas de La Fontaine: «El lobo y el cordero» y «La cigarra y la hormiga»
Fábula infantil de La Fontaine: El lobo y el cordero
Un corderillo sediento bebía en un arroyuelo. Llegó en esto un lobo en ayunas, buscando peleas y atraído por el hambre.
–¿Cómo te atreves a enturbiarme el agua? –dijo malhumorado al corderillo–. Castigaré tu temeridad.
–No se irrite vuestra majestad –contestó el cordero–, considere que estoy bebiendo en esta corriente veinte pasos más abajo, y mal puedo enturbiarle el agua.
–Me la enturbias –gritó el feroz animal–, y me consta que el año pasado hablaste mal de mí.
–¿Cómo había de hablar mal, si no había nacido? No estoy destetado todavía.
–Si no eras tú, sería tu hermano.
–No tengo hermanos, señor.
–Pues sería alguno de los tuyos, porque me tenéis mala voluntad todos vosotros, vuestros pastores y vuestros perros. Lo sé de buena tinta y tengo que vengarme.
Dicho esto, el lobo coge al cordero, se lo lleva al fondo de sus bosques y se lo come, sin más auto ni proceso.
Fábula infantil de La Fontaine: La cigarra y la hormiga
Una vez, al llegar el invierno, una cigarra que estaba muerta de hambre se acercó a la puerta de un hormiguero pidiendo comida. A su pedido respondieron las hormigas, haciendo la siguiente pregunta:
–¿Por qué durante el verano no hiciste tu reserva de alimentos como lo hicimos nosotras?
La cigarra respondió:
–Estuve cantando alegremente todo el tiempo, y disfrutando el verano plenamente. ¡Si hubiera sabido lo duro que es el invierno…!

Las hormigas le dijeron:
–Mientras nosotras trabajamos duro durante el verano para tener las provisiones y poder pasar el invierno, tú disfrutabas y perdías el tiempo. Así que ahora… ¡sigue bailando!
Pero las hormigas sintieron pena por la situación y entendieron que la cigarra había aprendido la lección, entonces finalmente compartieron con ella su alimento.
Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo.