Ernesto Bustos Garrido nos ofrece un cuento dentro de otro cuento del escritor norteamericano Truman Capote (1924–1984), uno de los grandes autores norteamericanos del siglo XX. Lo que podéis leer a continuación es un fragmento (aunque constituye una historia en sí misma) que forma parte del cuento «Recuerdo navideño», incluido en el libro de Truman Capote Tres cuentos (Anagrama, 1996).
El mundo inocente y a veces oscuro de Truman Capote
Truman Capote (célebre escritor estadounidense 1924-1984) escribió una narrativa muy diversa. La más conocida es aquella donde funde la escritura de ficción con el reportaje periodístico. Por este rasgo se le consideró como el “padre del nuevo periodismo”. Su obra más emblemática de este tipo es A sangre fría, un relato vivencial del autor que entrevista, comparte y hasta parece tomar partido por dos sangrientos asesinos (Richard Eugene “Dick” Hickock y Perry Edward Smith), que finalmente terminarán en el cadalso.
Pero también Capote creó historias basadas en la memoria, en el recuerdo de su infancia y su juventud. En eso también es muy bueno. Anagrama reunió en un libro tres relatos de esa línea. Los tituló simplemente como lo que son: Tres cuentos”.
En los tres el protagonista es Buddy, es decir, el propio Truman Capote. En los tres el autor destila agudeza, inocencia y veces ciertos rasgos de maldad, muy propia de las personas y hasta de los niños. En dos de los tres cuentos –“Un recuerdo de Navidad” y “El invitado del día de Acción de Gracias”– aparece Miss Sook, una anciana excéntrica, con cara de niña, que era medio pariente del niño. (La describe como una mujer de trasquilado pelo blanco que lleva zapatillas de tenis y un amorfo jersey gris sobre un vestido veraniego de calicó). Se tratan como compinches a pesar de la tremenda diferencia de edad. Esto lo da carácter –humor y suspicacia– al relato donde a veces Buddy se parece en algo a Tom Sawyer y también a Pepelucho, el singular personaje de la escritora chilena Marcela Paz.
Nota: El calicó (del francés, calicot), inmerecidamente llamado a veces “percal” es un tejido barato de algodón, realizado con ligamento tafetán, de aspecto rústico debido a los restos de almidón en la fibra que lo compone y que está sin blanquear; puede estar estampado por una cara con colores vivos. Es originario de la India, donde se fabricaba ya en el siglo XI.
Ernesto Bustos Garrido
Cuento dentro de otro cuento de Truman Capote: Recuerdo navideño (fragmento)
La cocina va oscureciéndose. El crepúsculo transforma la ventana en un espejo: nuestros reflejos se entremezclan con la luna ascendente, mientras seguimos trabajando junto a la chimenea a la luz del hogar. Por fin, cuando la luna ya está muy alta, echamos las últimas cáscaras al fuego y, suspirando al unísono, observamos cómo van prendiendo. El carricoche está vacío; la jarra, llena hasta el borde.
Tomamos la cena (galletas frías, tocino, mermelada de zarzamora) y hablamos de lo del día siguiente. Al día siguiente empieza el trabajo que más me gusta: ir de compras. Cerezas y cidras, jengibre y vainilla y piña hawaiana en lata, pacanas y pasas y nueces y whisky y, oh, montones de harina, mantequilla, muchísimos huevos, especias, esencias: pero !si nos hará falta un pony para tirar del carricoche hasta la casa!
Pero, antes de comprar, queda la cuestión del dinero. Ninguno de los dos tiene un cinco. Solamente las cicateras cantidades que los otros habitantes de la casa nos proporcionan muy de vez en cuando (ellos creen que una moneda de diez centavos es una fortuna) y lo que nos ganamos por medio de actividades diversas: organizar tómbolas de cosas viejas, vender baldes de zarzamoras que nosotros mismos recogemos, tarros de mermelada casera y de jalea de manzanas y de melocotón en conserva, o recoger flores para funerales y bodas. Una vez ganamos el septuagésimo noveno premio, cinco dólares, en un concurso nacional de rugby: Y no porque sepamos ni jota de rugby. Sólo porque participamos en todos los concursos de los que tenemos noticia: en este momento nuestras esperanzas se centran en el Gran Premio de cincuenta mil dólares que ofrecen por inventar el nombre de una nueva marca de cafés (nosotros hemos propuesto «A.M.»; y después de dudarlo un poco, porque a mi amiga le parecía sacrílego, como slogan: “¡A.M! !Amén!”). * A fuer de sincero, nuestra única actividad provechosa de verdad fue lo del Museo de Monstruos y Feria de Atracciones que organizamos hace un par de veranos en una leñera.
Las atracciones consistían en proyecciones de linterna mágica con vistas de Washington y Nueva York prestadas por un familiar que había estado en esos lugares (y se puso furioso cuando se enteró del motivo por el que se las habíamos pedido); el Monstruo era un polluelo de tres patas, recién incubado por una de nuestras gallinas. Toda la gente de por aquí quería ver al polluelo: les cobrábamos cinco centavos a los adultos y dos a los niños. Y llegamos a ganar nuestros buenos veinte dólares antes de que el museo cerrara sus puertas debido a la defunción de su principal estrella…
*** Extraído del cuento “Christmas Memory” contenido en el libro “Tres cuentos” de Truman Capote (Páginas 13 a 15). Editorial Anagrama, Barcelona, 1996. Libro gentileza de Biblioteca Viva-Mall Plaza Egaña. Fundación La Fuente. Santiago-Chile.
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Última actualización el 2023-12-10 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados