Hace unos días un amigo que sigue mi trayectoria en Internet me transmitió su sorpresa de que yo escribiera sobre plumas estilográficas teniendo en cuenta que es un artículo que, según él, ya no interesa a casi nadie y que apenas se venden.
Mi amigo está parcialmente equivocado. No diré –para no mentir– que las estilográficas son un artículo trending-topic (como sí lo son, por ejemplo, los patinetes eléctricos o los drones), pero de ahí a decir que no interesan a casi nadie…
La estilográfica, un artículo de escritura paradójicamente moderno
Mi amigo centraba su escepticismo en dos grandes rivales: en el ámbito informático, el procesador de textos; y en el ámbito de la escritura manuscrita, el bolígrafo.
Es cierto que la demanda de la pluma hace mucho tiempo que decayó a favor del bolígrafo (años 60 del pasado siglo), y más tarde con la popularidad del procesador de textos (finales del pasado siglo). Pero resulta, paradójicamente, que ser el elemento débil en esta rivalidad la hace más apetecible. Yo he regalado bastantes plumas estilográficas a amigos y la respuesta ha sido muy positiva. Es más, los destinatarios han entendido el regalo como una oportunidad de oro para recuperar épocas pasadas y adherirse a la liturgia que conlleva la pluma: limpiarla, cambiar los cartuchos, comprar un conversor en caso de optar por el tintero… Al fin y al cabo, todos tuvimos alguna vez una pluma estilográfica, de igual manera que tuvimos tocadiscos hasta la llegada del CD de música. Y sin embargo, ahora que hemos pasado del CD al archivo MP3 o a plataformas digitales tipo Spotify o Amazon Music, muchas personas están regresando al vinilo. Es el atractivo que tiene la moda retro, que presenta como moderno aquello que lo fue hace mucho tiempo.
En conclusión, a los amantes de las plumas estilográficas no hay que venderles el gusto por las plumas, pero resulta que quienes no eran aficionados a ellas –o bien habían dejado de usarlas– recuperan en muchos casos la afición simplemente porque alguien les ha regalado una. Y, además, como hemos dicho tantas veces, se puede comprar una buena pluma estilográfica por muy poco dinero.
¿Y qué pasa con los bolígrafos?
El bolígrafo sigue siendo un magnífico artículo de escritura. No cuenta con ese factor retro propio de la estilográfica, como indicaba antes, pero es ideal para ciertas personas que no quieren perder tiempo con la liturgia del mantenimiento (aunque los bolígrafos buenos, también recargables, no están exentos de esa liturgia).
¿Plumas estilográficas o bolígrafos?
Yo soy más partidario de las plumas que de los bolígrafos, pero entiendo que ambos son productos de escritura admirables. Si no les prestamos más atención, si no valoramos la ventaja de escribir con estilográfica o con bolígrafo, es porque crecimos con ellos. Pero a veces me imagino a esos ciudadanos de la Mesopotamia de hace 5.000 años que ya escribían en vasijas y tablillas de arcilla. Me imagino qué cara pondrían si alguien hubiera puesto a su disposición una pluma estilográfica y un cuaderno. Hubieran pensado, supongo, que eran un invento de los dioses.
Algo que yo, en pleno siglo XXI, sigo pensando…
Plumas estilográficas recomendadas
Bolígrafos recomendados
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Cuando de refiere a las plumas de inmersión me imagino que se refiere a las plumas palilleros de toda la vida,es que por ese nombre no me suena haberlo escuchado.
Me refiero a estas plumas:
https://www.lecritoireparis.com/900-large_default/oblique-dip-pen-holder-in-wood.jpg
Saludos