Cuentos quechuas del altiplano chileno

Los cuentos quechuas del altiplano chileno suponen una narrativa oral que se ha ido traspasando de tiempo en tiempo, de una generación a otra, con algunos cambios, breves matices, pero conservando su esencia antropológica.

FUCOA, un organismo relacionado con el Ministerio de Agricultura de Chile, gracias a fondos concursables, obtuvo financiamiento para rescatar la tradición cuentística de las comunidades quechuas que habitan la parte más alta y septentrional de la Región de Antofagasta (Chile). Allí sobreviven algunas familias que son descendientes directos de los primeros habitantes que poblaron las tierras altas del llamado Altiplano. Son pequeños poblados establecidos junto a una fuente de agua, en medio de profundas quebradas y un cielo diáfano a más de 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar.

El estudio de investigación comprobó que subsisten vestigios de aquella cultura andina que lucha por no desaparecer y no contaminarse. El siguiente es parte del texto ejecutado por la Master of Arts in World Heritage Studies de la Universidad Técnica de Brandenburgo e historiadora, Christine Gleisner; y la Magister en Periodismo Escrito de la Universidad Católica de Chile, y licenciada en Literatura, Sara Montt. La recopilación de los cuentos también les pertenece. Todas las voces son de personas de origen quechua.

Ernesto Bustos Garrido

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Ollagüe: Ullanagua Bella vista

A 3.660 metros sobre el nivel del mar, al noreste de la Región de Antofagasta, se encuentra la comuna de Ollagüe, donde un grupo de personas habla quechua y se identifica con la etnia del mismo nombre. Forman parte de comunidades altoandinas de tradición pastoril que históricamente han recorrido el Altiplano Meridional, las cuencas del río Loa y el Salar de Atacama, según Patricia Ayala y otros investigadores.

El antropólogo Hans Gundermann señala algo un tanto diferente, sosteniendo que los primeros quechuas llegaron a la zona de Ollagüe entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, buscando trabajo en actividades mineras o derivadas de estas. Es posible que estos migrantes quechua hayan interactuado con los pastores de la zona.

Puna, salares y volcanes

La zona de Ollagüe, frecuentada por pastores altiplánicos, presentó una gran actividad con la llegada del ferrocarril, en 1886, que aumentó la explotación azufrera. En este sector, las tierras altas de la Cordillera de los Andes se dividen en el altiplano o puna y las altas cumbres, en las que se encuentran volcanes que bordean los 6.000 metros de altura. Algunos de ellos, como el Ollagüe y el Aucanquilcha contienen importantes reservas de azufre.

La región altiplánica entre el caserío de la Estación Ascotán, por el sur, y Puquios, por el norte, cuenta con cuatro salares: Ascotán, Carcote, Michincha y Ollagüe, los cuales poseen grandes reservas de minerales no metálicos, como bórax. El Salar de Ascotán, de 242 kilómetros cuadrados y a una altura de 3.490 metros sobre el nivel del mar, tiene lagunas que son visitadas por flamencos y vicuñas, las que se alimentan de la vegetación que crece en sus orillas.

Parte de los salares de Ascotán y Carcote se encuentran dentro de los límites de la Reserva Nacional Alto El Loa, la cual comprende quebradas, bofedales, vegas altiplánicas y el nacimiento del Río Loa. La reserva comprende una gran cantidad de especies, muchas de ellas, protegidas. Entre los mamíferos se encuentran el zorro culpeo, el puma, el gato montés y roedores como chinchillas y vizcachas. Entre las aves destacan el suri (o ñandú), la perdiz de la puna, el cóndor, entre otros. Entre las especies vegetales que se adaptan a este territorio, se encuentran la llareta y la queñoa, único árbol que resiste la extrema aridez y duras condiciones climáticas. Antiguamente, aymaras y quechuas la empleaban como material combustible, para la construcción de viviendas y para el uso medicinal. Su indiscriminada extracción, principalmente para las actividades mineras, llevó a esta especie a un estado de vulnerabilidad, por lo que se están realizando esfuerzos para volver a introducirla.

Un pasado de relaciones altoandinas

En las antiguas playas de los salares de Carcote y Ascotán, se han encontrado vestigios de pequeñas bandas de cazadores-recolectores que datan de más de 8.000 años. Entonces el clima era diferente; existía una gran sequía que se prolongó con especial fuerza unos dos mil años, hasta el 4.000 a.C.

Entre el 2.600 y el 1.900 a.C., aumentó la humedad, lo que posibilitó la domesticación de auquénidos (llamas, alpacas, vicuñas y guanacos) y los primeros intentos de actividades agrícolas. La zona de Ollagüe habría sido ocupada de forma dispersa por pastores vinculados con Lípez, en el altiplano boliviano colindante, y por comunidades atacameñas, que ocupaban principalmente algunas zonas de las actuales regiones de Tarapacá y Antofagasta. Hacia el 900 a.C., surgieron algunas aldeas en las quebradas del río Loa.

La antigua ocupación de Ollagüe

Ollagüe era uno de los principales sectores de tránsito de las caravanas de llamas que transportaban productos conectando las poblaciones costeras con aquellas de los valles, oasis y zonas altiplánicas, que ocupaban la actual región de Antofagasta y el departamento de Potosí, en Bolivia. Sin embargo, el sector de Ollagüe no fue tan frecuentado como el de Lípez, donde se construyeron aldeas, estancias y pukaras (reductos administratiuvos militares dejados por los incas). Se piensa que el altiplano de Lípez, que incluye la puna de Ollagüe, era habitado por poblaciones que hablaban distintas lenguas, las que habrían adoptado el quechua, tras la dominación incaica, en el siglo XV.

 Lengua quechua

Estudios lingüísticos han determinado que el quechua “no es un idioma, sino un conjunto de lenguas emparentadas entre sí”. Existen distintas teorías respecto a su origen. Todas coinciden que se habría originado en el actual Perú, aunque se discute en qué zona específica: “No queda claro si el quechua era natural de un valle costero o de la selva, antes de que experimentara, en el curso de los siglos, su enorme expansión”.

Tras establecerse en la región del Cusco, los incas adoptaron la lengua quechua como la oficial y definieron la ciudad del Cusco como capital de su imperio, al que llamaban Tawantinsuyu (cuatro regiones). Comprendía el Antisuyo, el Kuntisuyo, el Chinchaysuyo y el Collasuyo, abarcando los actuales países de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, donde llegaron hasta el río Maule. En la actualidad, alrededor de diez millones de personas que residen en estos países, hablan todavía quechua.

Victoria Véliz Urrelo , cuentos quechuas
Victoria Véliz Urrelo

El zorro y el suri

(El zorro y el ñandú)

Relatado en 2013 en Ollagüe, por Victoria Véliz Urrelo, 54 años, de Puquios

Había unos pajaritos tomando agua, y el zorro los pilló; los pilló en un saco, los amarró, y se los llevó. Estaba yendo más allá. Había unas vicuñas, entonces dice que dijo: “Ahh, están las vicuñas; mejor voy a cazar unas vicuñas”. Y dejó, ahí en el suelito, dejó el saco con sus pajaritos, y se fue a corretear las vicuñas. Y después estaba correteando ahí, y dice que estaba un suri; dice, que está pasando un suri y ve un saco: “¿Qué es lo que esto?”, dice que dice; lo pateó así, lo desató y se volaron los pajaritos.

Parece que el suri miró donde estaba el zorro: “Este va a venir rápido”, y partió. Le llenó el saco, lo amarró rápido y se fue. Y el zorro se cansó correteando y no pudo cazar nada po’. Y viene cansado, hambriento. “Voy a comerme un pajarito”, diciendo.

Estaba cansado y él llegó y abrió el saco y estaba metido. Y dijo que el pájaro lo estaba picoteando, entonces otra vez, cuando se fijó eran puras puskayus, espinas de cactus; no eran pajaritos. Con eso le llenó el saco el suri; los pajaritos se volaron, y entonces dice que vio rastros del suri: “Me lo voy a comer”, dice que dijo el zorro. Más allá lo pilló, dice que le dijo: “Tú me soltaste mis pajaritos y ahora te voy a comer”.

“Ya, pero si querís comerme, cómeme asado”. Y juntó harta leña, así le hizo juntar harta leña, y las brasas pa’ que el zorro se lo coma. Juntó harta leña, y prendió el fuego, dice que dijo: “Ahora sí” que le dijo el suri al zorro: “Tiene que dar tres vueltas, así…” y de ahí que lo tire al fuego para que se lo coma. El zorro le creyó po’, y cuando dice que estaba dando una vuelta… ya parado, el suri le dio una patada, en medio del fuego, y se quemó el zorro, y el suri se fue riendo.

Atuqmantawan surimantawan

Versión en lengua quechua

Jawariy 2013 watamanta Ullawipi, Victoria Véliz Urrelo niqta, 54 watayuq, Puquiusmanta

Juk p’isqukuna yaku ujasiaq karqa, Atuqtaq taripasqa, sakuman winaykuspa wataykusqa apakapusqa jaqaymanña richkaspa wik’uñakunata qhawasqa chaymantaqa nisqa “ajj wik’uñakuna kachkan astawanpis wik’uñata jap’imusaq” sakuta p’isqusninwan pampapi wiqch’usqata saqisqa, ripusqa wik’uñaq hipantawik’uñakunata qhatiykachaspaqa juk suri chaypi kachkasqa nin suri chayta chimpachkaspa sakuta qhawasqa, “imataq kayri” nispa nisqa, suriqa jayt’aspa watarasqa p’isqukunataq pawarakapusqa.

Chantaqa, atuq maypitaqri nispa qhawaykachasqa “kayqa utqhayllata jamunqa” utqhayllata qallarisqa sakuta junt’achiq, wataykuytawan ripusqa. Atuqtaq sayk’usqa mana jap’iy atispa yaraqhasqa “p’isqukunata mikhusaq” nispa chayaytawan saku kicharisqa phuskayu khiskalla winaykusqa kachkasqa, paytaq nisqa, p’isqu kiskachkawan allintapuni qhawaykusqa p’isqukunaqa ayrampu khiskalla kasqa.

Suri chakita qawasqa atuqqa “mikhuykusaq” nispa nisqa, astawan jaqhaypi taripaspa Surita waturisqa qanchu p’isqukunayta kacharinki ch’inlla nin{ kunanqa qanta “mikhuykusqayki” “mikhuwanki chayqa kankapi mikhunawayki tiyan” chantaqa askha llant’ata tantasqa sansaqta inqhaykusqanin “kunanqa ari” nisqa Suriqa “kayjinata kimsa kutita muyunayki tiyan” chantaqa sansaqman wiqch’uykuwanki mikhunawaykipaq.

Kasuspa jina nisqanta ruwasqa Atuqqa kimsa kutita muyusqa sayarichkaptin Suriqa juk jayt’aymanta ninaman chinkaykuchisqa chantaqa Suri aisipa ripusqa.

Foto 5

Zorro gris de la pampa calichera en el Norte de Chile

El zorro y la perdiz

Relatado en 2013 por Anastasia Anza Tejerina, 87 años, en Ollagüe

Del zorro, ese dicen, que salía a apostar con el mono, no me acuerdo, apostaba, hacía apuestas, con la perdiz, con la perdiz, hacia apuesta, y le decía: “yo te voy a comer”, le decía. “Ya po’, me vas a comer, pero tienes que ponerme harto ají, porque yo soy carne mala”. Entonces el zorro molía el ají y: “Ya, ahora vas a abrir tus ojos y tu boca bien grande y yo me voy a meter”, le dijo la perdiz, y después se voló la perdiz, le vació toda la porquería, su cara, a sus ojos y se fue po’.

Perdió el zorro.

Zorro gris de la pampa calichera en el Norte de Chile

Cuando los animales eran como humanos

Relatado en 2013 por Otilia Bello, 80 años, en Ollagüe

Animales puede ser que hablaban antes, bailaban, el zorro, que dice, el cóndor y el otro, la lagartija, iban al campo, como antes vivían en el campo, los animales, los llamos, corderos, iban ellos, se presentaban como personas y bailaban en la noche, amanecían bailando, y en la mañana ya se iban, dejaban las chicas, y las chicas estaban acostumbrados ahí bailando. Y a la final, ya, las chicas le agarraron, hasta que ahí va a salir el sol, dicen que le habían mordido, el zorro, porque no lo largaban po’, y cuando miró dice que iba viendo los animales. Y el otro, la lagartija, que dijo: “voy a venir a bañarme en el día, me va a estar calentando agua”. Ya, la chica está calentando agua, llena la batea, dice que cuando miró, una lagartija estaba el agua. “Este lagarto malcriado”, dice que agarró una piedra, le pegó en la cabeza po’, y en la noche dice que venía todo vendado. “Y ¿por qué?” dice que le dijo, “es que usted me tiraste piedra”. “Yo pensé que era un lagarto”. “No, ese soy yo po’”, le dijo. ¡Aaaay!, yo me moriría.

Y el cóndor no po’, el cóndor dice que era lento pa’ bailar, todo, y ese se ha ido, no volvió, era más habiloso, los otros se hicieron pillar, el cóndor se fue. No volvió po’, pero en las noches dicen que bailaba y a cierta hora, se iba, no lo pudieron pillar al cóndor.

El lagarto y la pastora

Relatado en 2013 por Octavia Mendoza Cruz, 70 años, en Ollagüe

También hay otro cuento, que dice que había lagarto. Y el lagarto dice que cuando la pastora dormía, dice abusaba de él po’. Entonces dice que quedó embarazada del lagarto, y la niña dice que quedó gordita, pero no estaba con nadie po’, con nadie, con nadie, dice que decía a su mamá: “yo no estoy con nadie, nadie”. Y el día que tenía que tener guagua, se dice que la niña estaba teniendo guagua, dice que tuvo lagartos, y dice que venían haaaartos lagartos, a ayudarla, no sé. Así mi abuelita me contaba, el lagarto se presentaba. Así hay un cuento de antes de cuando este siglo era otro, entonces antes dice que tenía el cóndor un terno, con corbata blanca, el zorro dice que tenía un traje de vicuña ese, café clarito, bonito, joven. El lagarto, dice que tenía un terno matizado, bien bonito dice, joven, encachado todo, así se convertía antes, en gente. Dice que el quirquincho era como cuero, matizado, con rayas, el quirquincho, también dice que era joven bonito, todo. Y dice que entre ellos se juntaban, hacían costumbres, así como de challaco que le hacimos así, así también hacían antes, antes que haiga…

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