Tres cuentos cortos de Pía Barros
Golpe
–Mamá –dijo el niño–, ¿qué es un golpe?
–Algo que duele muchísimo y deja amoratado el lugar donde te dio.
El niño fue hasta la puerta de casa. Todo el país que le cupo en la mirada tenía un tinte violáceo.
(De: Ropa usada, Asterión, Chile, 2000.)
Exámenes finales
La calle está desierta. Desde la esquina se aproxima el hombre dispuesto a cruzar en diagonal la plaza.

Desde la esquina opuesta, un grupo de colegialas viene apuradas, cabeza gacha, los doce años contenidos en el jumper azul y la blusita blanca. Se cruzarán en breve. Una de las chicas parece saludar con el brazo en alto. Las otras cinco se detienen apretadas a ella.
El hombre sonríe confiado. Una descuelga la mochila de su espalda, las otras imitan el gesto. Lo rodean. El hombre pierde aplomo, intenta unas palabras.
–Mañana a las diez, recuerden el examen de química.
La que había levantado el brazo incrusta lo que ha extraído de la mochila en su costado.
–Ni ese examen ni ningún otro bajo la falda, profe.
La plaza entera vibra con el estampido.
Las seis se alejan a paso breve hacia la noche. (Inédito)
Presentes amatorios
Me regaló una flor violeta y derramó su sonrisa de dientes perfectos sobre mi soledad. Pero vino la ráfaga del invierno y la ternura quedó sepultada cara abajo tras la almohada. Ahora vago con el rostro oculto hacia las veredas. Nadie cree que es una flor aquello tatuado a golpes sobre mi rostro.
(Inédito).
Tres microrrelatos de Corebo
De vuelta al plato de porotos
–Está bien; le daré sus saludos; déjenlo tranquilo, ahora necesita descansar.
El hombre lo dijo amablemente, pero con decisión. Enseguida, esbozando una sonrisa de buena educación, agregó: “Permiso”, y cerró con decisión la puerta del refugio del poeta, en la playa de Las Cruces.
Cuando estuvo solo comentó:
–Ahora me tengo que hacer pasar por el mozo de Nicanor Parra para que esta gente me deje en paz.
Era mediodía; estaba almorzando. Entonces dio cinco contados pasos hacia la mesa, y volvió a su plato de porotos con rienda, amenizado con cebollas en escabeche y su infaltable copita de vino rojo de Chillán, su tierra natal.
13.08.2014
Nota: Los porotos con rienda es un plato típicamente chileno.
***
Dolor pasajero
La niña tropezaba y lloraba; lloraba y tropezaba; gemía y lloraba; tropezaba y gemía. De sus ojos ya no fluían lágrimas; de sus ojos solo brotaban ríos de pena. Y la sorbía y la sorbía, con el ruido de la niñez, porque pañuelo no llevaba. A veces se pasaba la manga de su chalequita para limpiar sus mocos. Salía del cementerio. La llevaba de la mano una mujer mayor, con cara de carcelera y vestida con hábito de color café.
La niña había llegado desde el orfanato hasta la tumba de su madre para contarle su desgracia.
–Mamita, tengo mucha pena –le decía, abrazada a la piedra de la lápida–. Mamita, tengo mucho dolor y mucha vergüenza. Mamita, el hombre me dijo que era bonita y me levantó las polleras. Las monjitas me dicen que eso fue pecado. ¿Qué me dices tú? ¿Qué puedo hacer para sacarme este dolor?
La tumba había guardado silencio. La monja, al salir del camposanto, le dio un tirón a su brazo y le dijo:
– Olvídate, chiquilla: es solo un dolor pasajero.
1.10.2014
***
Tinta roja, tinta sangre
Danielita abordó a su abuelo apenas éste entró a la casa y se sentó en su sillón favorito con el diario en las manos. Sin pedir permiso ni esperar a que el anciano se pusiera sus lentes, la niña se instaló a su lado y le dijo:
–Tata, ¿me lees un cuento?
–¿Cuál, el de La hormiguita presumida?
–No, ese que tienes ahí, y le mostró la portada del diario.
El viejo sintió un escalofrío. Allí estaban, con toda su crudeza, esas fotografías de la bomba que matara a seis personas el día anterior, en un centro comercial del barrio alto de la capital de Chile.
–No, ese no, hijita. Te vas a ensuciar tu vestidito de domingo con esa tinta que está fresca.
–Tata ¿para qué mientes? No es tinta; es sangre, y ahora ya está seca.
9.09.2014
***
Los autores
Pía Barros (Melipilla, Chile, 1956), es una celebrada y galardonada escritora. Ha escrito cuentos y algunas novelas. Sus relatos están en más de 30 antologías, tanto en Chile como en el extranjero. Se mantiene activa. Desde 1976 dirige un taller literario llamado Ergo sum y encabeza el sello editorial Asterión.
Corebo es el seudónimo del periodista y escritor Ernesto Bustos Garrido, colaborador de Narrativa Breve. Nació en Santiago de Chile en 1943. Actualmente vive en la ciudad de Los Vilos, al norte de la capital de este país. Los Vilos fue antiguamente la guarida de un célebre pirata inglés conocido como Lord Billow o Willow.
Haiku de Juan José Tablada: La tortuga
Narrativa Breve supera ya las 500.000 páginas vistas al mes
Poema de Francesco Tomada: (sono queste le righe che cercavo per Rose)
Relato corto de Pedro Benengeli: No estoy de acuerdo
Juanita: la heroína | Cuento de Rafael Garcés Robles
Relato en segunda persona del singular del mexicano José Emilio Pacheco: Tarde de agosto
Relato corto de Rafael Garcés Robles: Botella amorosa
Cuento navideño de Arthur Conan Doyle: El carbunclo azul
Recuperamos al Sherlock Holmes más navideño, con un relato titulado “La aventura del…
La mujer del almacén| Relato breve de Katherine Mansfield
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- Entre el orden y el desorden, con Victoria Pelayo Rapado
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