Relato corto de realismo sucio (Charles Bukowski)

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En este relato corto de realismo sucio, su principal representante en Estados Unidos, y podría decirse que en el mundo entero, Charles Bukowski, nos presenta una historia corta, “Menos delicado que la langosta” (traducido por alguna editorial como “Delicadeza de langosta”), en la que dos pintores alcoholizados, sin el menor decoro hacia el prójimo, salen con sus novias a tomar una copa (o cientos de ellas).

Cuento oculto de Amos Oz: [Una amistad tenida por traición]

Amos Oz y Barbara Streisand

Amos Oz está muerto. Dejó este mundo, recientemente, a raíz de un cáncer, el 28 de diciembre del año pasado. Se llamaba realmente Amos Klausner. En 1947 escribió la novela Una pantera en el sótano. Narra el último tiempo de la ocupación británica de Palestina, poco antes de la creación del estado de Israel, el 14 de mayo de 1948. Por esa fecha, los judíos están decididos a instalarse, definitivamente, en “la tierra prometida”.

Cuento de José Luis González: La noche que volvimos a ser gente

la noche que volvimos a ser gente

En este magnífico cuento, «La noche que volvimos a ser gente», el escritor José Luis González narra las vivencias de un trabajador durante un corto intervalo de tiempo, justo desde que clausura prematuramente su jornada hasta que llega a casa, peripecias de por medio, todo ello con la urgencia inevitable ante la noticia de que su mujer está a punto de dar a luz el que será su primer hijo.

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Cuento breve recomendado: «Leyenda esquimal», de Ana María Shua

Leyenda esquimal

La mayoría de las tribus esquimales (los Innuit) vivían en zonas cercanas a la costa de América del Norte y Groenlandia, bastante al sur como para que la primavera dejara al descubierto la tierra, los arroyos, el pasto del que se alimentaban los caribúes, flores, árboles y pájaros. Vivían en casas de madera. Sólo en invierno construían iglúes para refugiarse de una tormenta en alguna expedición fuera de casa. Eran muy pocos los que realmente habitaban en iglúes, tan cerca del polo que casi toda su vida transcurría sobre los hielos eternos.

¿Por qué nos resulta tan fascinante la forma en que vivían esos antiguos esquimales?

El caballero Carmelo, un cuento modernista

El caballero Carmelo, cuento modernista

En el uso del lenguaje depuran las expresiones y dejan de lado el refinamiento, y los términos un tanto rebuscados y optan sin más ni menos, por la palabra simple y sencilla, pero sin abandonar del todo la musicalidad de las frases y parlamentos.

El otro aspecto tiene que ver con los hechos que envolvieron la publicación del cuento. Su autor está en una misión diplomática en Italia, y desde allá realiza en potente lobby para conseguir el primer lugar en el Concurso al cual aspira a enviar el cuento. Escribe cartas, envía telegramas y recados para que el jurado lo tome en cuenta. Siente la necesidad de ganar el premio para desquitarse de sus antiguos camaradas de la Universidad de San Marcos, donde él había perdido una elección, prácticamente ganada, a la presidencia del Centro de Estudiantes. Finalmente, después de contactarse con el director del periódico que organizaba el concurso, el poeta Enrique Bustamante Ballivián, lo envía en sobre cerrado bajo el seudónimo de Paraca o Paracas. De esta manera se cubría de un posible fracaso. Es que tampoco quiere ser dos veces el hazmerreír de sus conocidos y colegas. El 3 de enero de 1914, finalmente, se conoce el veredicto: Valdelomar gana el primer puesto y cien soles. Esto lo hace feliz y días más tarde decide publicar un libro con sus mejores cuentos, el cual será encabezado por «El Caballero Carmelo». E.B.G.

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Cuentos breves recomendados: Underwood, de Enrique Jaramillo Levi

cuento de Enrique Jaramillo Levi

Encasillar los géneros es algo difícil, sobre todo en un mundo “postmoderno” donde las fronteras tienden a borrarse y cada vez más hay una literatura híbrida en que se mezclan de tal manera los tipos de escritura que a veces no es fácil encasillarlas, ni fácil ni conveniente. Pero sí creo que hay textos que claramente son cuentos. Puedo decir las cosas que todo el mundo sabe: es un género escrito en prosa, generalmente breve, con una gran economía de lenguaje, con pocos personajes, con un tema central; donde hay una mirada vertical, en profundidad, sobre una parcela de la realidad y no una mirada horizontal, panorámica, indefinidamente extensa como lo sería en la novela. Tal vez podría decirse del cuento lo que Cortázar señalaba para diferenciar la descripción de la narración. Él decía que la descripción era a la fotografía lo que la narración era a la filmación. Creo que un cuento es un momento intenso que no se expande de manera tal que provoca una revelación o una mirada que no se da en otras circunstancias sobre algo. Y ese algo, generalmente, es algo que sucede, más que alguien. Estoy consciente de que puede haber cuentos que podrían ser más de personaje que de acción, o más de atmósfera o clima que de cosas que suceden. Pero en el fondo no hay un cuento si no hay un suceso: el cuento tiene que contar algo. Pero no se puede tampoco quedar en la pura anécdota porque entonces es un simple relato, una simple narración, y no toda narración o relato es un cuento. El cuento es una forma de calar profundamente en un momento excepcional, de una circunstancia o simplemente de la vida de alguien, y el resultado de eso es, si el cuento es bueno, un cambio en el lector; lo transforma, le da un conocimiento, una experiencia que lo hace diferente. Estoy hablando de los buenos cuentos, insisto. Para saber lo que un cuento es, hay que leer cuentos.

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Cuento de Sergio Pitol: Amelia Otero

Las tres historias forman una de las clásicas “trilogías” a las que nos tiene acostumbrados el escritor y exdiplomático mexicano (Tríptico de carnaval, Tríptico de la memoria, etc.). Los tres cuentos, que como él mismo confiesa, escribió “de una sentada”, tienen protagonistas muy bien trazados. En los “Ferri” muestra un rencor sin límites, inmensas pasiones y horrendas miserias. En “Amelia Otero” se teje un tejido por momentos incomprensible, a partir de una murmuración; porque mucho de la historia está hecho a base de conjeturas.

E.B.G.

Comentario al cuento AMELIA OTERO, de Sergio Pitol

Ernesto Bustos Garrido

Los avatares de la Revolución Mexicana son un tema recurrente entre los escritores aztecas. Sergio Pitol (Puebla, 1933) no es la excepción. En 1957, cuando apenas tenía 24 años, escribió un cuento que llamó “Amelia Otero, que es la historia de amor o conveniencias” entre una mujer madura y un joven jefe revolucionario a la sombra de los sangrientos combates entre los sublevados y las fuerzas porfiristas.

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Cuento de Julio Cortázar: Una flor amarilla

Volvemos a Julio Cortázar, uno de los cuentistas más socorridos de este blog. Y lo hacemos con uno de mis cuentos preferidos de entre los suyos: “Una flor amarilla”.

El relato recoge una conversación entre el personaje narrador con un tipo al que conoció en un bistró, un hombre que estaba borracho, que es cuando –al parecer– uno dice siempre la verdad. Y la verdad, según este personaje, es que todos somos inmortales.

El personaje innominado narra a su vez que conoció en el autobús a un chico de trece años y desde el primer momento tuvo la certeza de que ese chico era él… en su juventud. Una historia delirante –o quizá no– sobre la inmortalidad narrada con la habitual pericia de Julio Cortázar.

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Cuento de Horacio Quiroga: El almohadón de plumas

EL ALMOHADÓN DE PLUMAS es uno de los cuentos más famosos de Horacio Quiroga. El relato forma parte de su libro Cuentos de amor y de locura (Buenos Aires, 1917). El título del libro no es casual: los lectores de Horacio Quiroga ya están familiarizados con su escritura penetrante y dramática, donde el amor y la locura son elementos primordiales.

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Un cuento de Carmen Martín Gaite sobre la Guerra Civil Española

Ernesto Bustos Garrido nos trae otro cuento escondido, en este caso de la escritora española Carmen Martín Gaite. El relato no tiene entidad propia, sino que está incluido en la novela Retahílas.

Sin embargo, aunque no estuviera pensado como un cuento, se lee como tal, o al menos como una nota memorialística con entidad de cuento.

Os lo dejo con el nombre que el propio Ernesto le ha puesto: “Con los maquis arriba del cerro”. La introducción a esta historia corta que “trata tangencialmente la guerra civil española” también es suya.

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