Francisco Rodríguez Criado
Cromosomas. Así se gestó un relato ganador de un premio literario
Cierto día, hace años, cuando salía con Chico y señor Mario del colegio-guardería, vino hacia nosotros un amiguito de Mario para decirnos que en su casa tenía un dragón. Todas las tardes corría hacia nosotros, aunque estuviera lejos, para darnos daba el parte, y siempre lo hacía con mucho énfasis, como si se tratara de un asunto de Estado. Aquella tarde señor Mario, en vez de preguntarle por el dragón, se limitó a decirle que Chico era su hermano, a modo de presentación.
En la piel del otro
Guillermo Alonso relata en un artículo, publicado estos días en El País, los pormenores de la famosa entrevista que Oprah Winfrey le hizo a Michael Jackson, en directo para la ABC, en febrero de 1993. Entre otras cosas, Winfrey le preguntó si era virgen, y si se había blanqueado la piel porque no le gustaba ser negro. A lo segundo, el artista confesó que sufría vitíligo, una enfermedad autoinmune que destruye las células productoras de la pigmentación.
El carro de la vida | Relato de Francisco Rodríguez Criado
De nada sirve explicarle que un virus no es un ente intelectualizado, que no piensa, ni siente, ni padece, que no tiene nada de literario y, en cambio, sí mucho de real. Recordarle a mi madre que los virus no tienen la potestad de ser cobardes ni de batirse en retirada, como ella pretende, es como recordarle (a ella, a mi madre) las recomendaciones médicas.
Leviatán. Paul Auster en estado puro
No digo que Paul Auster sea un realista a la manera de sus compatriotas Raymond Carver o Tobias Wolff, que articulan gran parte de su obra en las dramáticas minucias del día a día. No, Auster, aunque lo disimule con su lenguaje sencillo y su claridad expositiva, teje novelas de trama compleja, con numerosos giros argumentales, guiños metaliterarios y juegos de azar que rara vez se dan en nuestro día a día.
La privacidad en las redes sociales
Cada persona es un mundo, y nuestra gestión de la privacidad en las redes sociales es prueba de ello. En mi caso, por ejemplo, pagaría por proteger mi geolocalización, algo que muchas personas ofrecen día a día con exultante placer, y además gratis. Aunque mi vida es terriblemente aburrida, y estoy siempre en los mismos sitios en las mismas épocas del año, sigo siendo renuente a que el ancho mundo sepa dónde estoy en cada momento.