Un cuento filosófico: Así es la vida (Miguel Bravo Vadillo)
Hoy, para mí, es un día de trabajo como otro cualquiera; es decir, de trabajo por el que no percibo ni una mísera moneda, ya que nunca he logrado vender uno solo de mis cuentos. Al menos, Ana –que así se llama mi encantadora esposa– gana algún dinero con un empleo a media jornada que apenas nos alcanza para pagar las facturas. Mal que bien, y apretándonos el cinturón más de lo aconsejable para nuestra salud física y psíquica, logramos llegar a fin de mes.