Opiniones de un corrector de estilo: Defensa navideña de la RAE

 

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Salón de Plenos de la Real Academia Española. | Diego Sinova Fuente de la imagen

 

Defensa navideña de la RAE

A la Real Academia Española le ha salido un grano en el culo: numerosos escritores se niegan a escribir la tilde en el adverbio “sólo” (sustituible por “solamente”). Argumentos de peso no les faltan a nuestros académicos a la hora de proponer la supresión del acento ortográfico en el citado caso (la tilde diacrítica sirve para distinguir una palabra tónica de otra átona, pero tanto “sólo” como “solo” son tónicas), pero de qué sirve la razón si agravia a valores consagrados de nuestra escritura (y de nuestra civilización, que viene a ser lo mismo) como la tradición, la costumbre, la obediencia a lo consabido o la fidelidad a, ya puestos, a las lecciones de nuestro maestro de escuela.

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Opiniones de un corrector de estilo (51): Pensamientos misceláneos

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Képler Laverán Lima Ferreira, futbolista del Real Madrid conocido como «Pepe». 

Opiniones de un corrector de estilo (51): Pensamientos misceláneos 

Francisco Rodríguez Criado 

 

Gracias a una amiga rusa hemos conseguido a un carpintero para que venga a hacer algunos arreglos en casa.

–Es un buen carpiiinteerooo –dice nuestra amiga–. Es amiiigoo mío, se llamaa Basiiiliio.

Pero nos consta que no se llama Basilio sino Vasili.

Me fastidia un poco que este buen hombre, Vasili, se haya convertido en Basilio. No lo entiendo, como no entiendo, por ejemplo, aquellas publicaciones que décadas atrás vieron la luz en España con el nombre, impreso en portada, de Ernesto Renan, en vez de Ernest Renan (¡La importancia de llamarse Ernesto!). Deberíamos respetar la literalidad de los nombres de origen, sin interferencias, al margen de geografías. Respetar el nombre es respetar a la persona. Vasili –estoy seguro– podría servirme de material literario, pero Basilio es un nombre que, con todos mis respetos, no me inspira nada.

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Opiniones de un corrector de estilo: Cháchara innecesaria

 

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Nighthawks, de Edward Hooper

Opiniones de un corrector de estilo: Cháchara innecesaria

Cierto día se me ocurrió preguntarles a los asistentes al taller literario si ellos corregirían algo en la siguiente frase:

Entré en la cafetería y el truhan de Alberto, inesperadamente, se levantó de la silla en la que estaba sentado y caminó hacia mí con los brazos abiertos.

Varias personas propusieron modificaciones de diversa naturaleza. Unos querían cambiar de ubicación el adverbio “inesperadamente”, otros querían sustituir “Entré en la cafetería y” por “Al entrar en la cafetería” o “la silla” por “el asiento”, otro postulaba que lo correcto era poner Juan al principio de la frase y un par de personas querían tildar “truhan”.

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Opiniones de un corrector de estilo: Tildes. El bigote de las palabras

Tildes. El bigote de las palabras

Imaginemos que el lector pretende redactar y enviarle una carta a su tío Alfredo, un académico de la lengua jubilado que se ha ido recientemente a hacer las Américas. Nuestro querido lector, estimulado por sus ínfulas de personaje de novela decimonónica, pretende hacer todo el proceso a la antigua usanza y usar papel y pluma, sobre y sello. Y como perfeccionista que es, le asusta parir una carta chapucera, más aún a sabiendas de que el destinatario va a ser su ilustre tío. La intención es buena, pero tiene muchas dudas con las tildes, siempre las ha tenido. Si redactara la epístola en el ordenador, el corrector del procesador de textos haría saltar las alarmas cuando escribiera “lagrimas” en vez de “lágrimas”, “facil” en vez de “fácil” o “cafe” en vez de “café”. Pero, insisto, quiere hacerlo a la manera “artesanal”.

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Opiniones de un corrector de estilo: ¿Puntuar mucho o poco?

Hay escritores proclives a puntuar mucho y otros que, por el contrario, prefieren puntuar lo menos posible. Todo depende de la voluntad de estilo. Algunos pensarán, pues, que hay tantas formas de puntuar como escritores hay en el mundo, pero en realidad -simplificando- tendremos que convenir en que solo hay dos maneras de puntuar: bien y mal.

Opiniones de un corrector de estilo: No es lo mismo ‘infringir’ que ‘infligir’

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Monumento en Berlín en homenaje a los libros alemanes que fueron quemados por los nazis el 10 de mayo de 1933. Fuente de la imagen en Internet.

El título de este post lo dice todo: no es lo mismo «infringir» que «infligir». Y, sin embargo, es muy habitual leer estas dos palabras con sus significados intercambiados. La proximidad fonética obviamente favorece el error.

El DRAE nos explica que el verbo transitivo «infringir» significa «quebrantar las leyes, órdenes, etcétera», mientras que «infligir», también verbo transitivo, significa «causar daño/imponer un castigo». 

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Opiniones de un corrector de estilo: Los nombres de los personajes

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«El lector», de Franz von Defregger. Fuente de la imagen

Opiniones de un corrector de estilo: Los nombres de los personajes

Algunos escritores creen que el retrato de personajes singulares empieza por la elección de apellidos ilustres, o al menos poco comunes, tanto que parecen haber sido encontrados en una guía telefónica tras una búsqueda afanosa. (No cito ninguno de estos apellidos para no herir sensibilidades heráldicas, aunque no es difícil encontrar numerosos ejemplos en la obra de muchos escritores españoles actuales). Tanto abolengo apedillista (todo sea por evitar los dignísimos Pérez, García o Fernández, denostados por muchos porque son demasiado comunes) me resulta artificial y le resta, en mi opinión, cierta verosimilitud a la obra. Pero no diré más, pues este asunto no deja de ser una cuestión estética, y donde hay patrón no manda marinero (y mucho menos el corrector de estilo).

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Opiniones del corrector de estilo: No seas tacaño con las comas de las aposiciones

Todo en esta vida vale dinero; todo excepto escribir comas. Por eso se comprende poco y mal que tantas personas se ahorren el uso de alguna coma en las aposiciones. La aposición es una construcción gramatical que sirve para añadir complementos en la frase. La información entre comas añade datos, pero si eliminamos lo que hay entre esas comas, la frase tendrá menos información pero mantendrá el sentido.

Opiniones de un corrector de estilo: El buen uso del pretérito pluscuamperfecto

El buen uso del pluscuamperfecto perfecto

A menudo narramos una historia en pasado sin caer en la cuenta de que debemos diferenciar diversos planos temporales. Quiero decir con esto: en nuestro relato todo ocurre en pasado, sí, pero no todas las acciones se dan al mismo tiempo.

Con un ejemplo se entenderá mejor. Leamos esta frase:

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