La ansiosa atención de todos se concentraba en la personalidad negativamente hogareña del señor Cornelius Appin. De todos los huéspedes de lady Blemley era el que había llegado con una reputación más vaga. Alguien había dicho que era «inteligente», y había recibido su invitación con la moderada expectativa, de parte de su anfitriona, de que por lo menos alguna porción de su inteligencia contribuyera al entretenimiento general. No había podido descubrir hasta la hora del té en qué dirección, si la había, apuntaba su inteligencia. No se destacaba por su ingenio ni por saber jugar al croquet; tampoco poseía un poder hipnótico ni sabía organizar representaciones de aficionados. Tampoco sugería su aspecto exterior esa clase de hombres a los que las mujeres están dispuestas a perdonar un grado considerable de deficiencia mental.
Una historia sobre la Primera Guerra Mundial
Paul Auster y su mujer, la escritora Siri Hustvedt, están detrás del libro Creí que mi padre era Dios, publicado en España por la editorial Anagrama, que recopila 180 relatos cortos enviados por los escuchantes de un programa radiofónico en el que colaboraba Auster. (En realidad, recibió 4.000 relatos, de los que escogieron los 180 antes citados).
Si quieres saber más acerca de cómo se gestó el libro, escucha este podcast de Libros.fm.