Opiniones de un corrector de estilo: La corrección de estilo y la danza del vientre

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La corrección de estilo y la danza del vientre

Estimado Francisco, me pongo en contacto contigo porque he escrito una novela y quisiera, antes de publicarla, que le echaras un vistazo. La he revisado un montón de veces y, sinceramente, creo que no tendrás mucho que corregir. Y además la ha leído también mi tía, que es profesora de la danza del vientre y una lectora empedernida en sus ratos libres. Te envío un capítulo para que evalúes el nivel de redacción y me des el presupuesto.

Atentamente, K

A menudo, recibo emails similares a este. Los envían –ya lo habéis leído– autores que creen que su manuscrito está bastante pulido, con lo cual no me llevará mucho trabajo “darle un repaso”. Esto les honra: aunque su texto mantiene formalmente el tipo –o eso creen–, una sombra de duda les impide entregarlo a la imprenta sin la supervisión de un corrector externo (distingámoslo del corrector interno, ese ser abnegado y atrevido que todos llevamos dentro).

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Muéramos, que diría Gabriel García Márquez (la simplificación de la gramática)

Llama la atención que el verbo pasar tenga 54 significados, mientras en la República de Ecuador tienen 105 nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha inventado. A un joven periodista francés lo deslumbran los hallazgos poéticos que encuentra a cada paso en nuestra vida doméstica.

El acento emboscado

Ese acento musical se puede percibir muy fácilmente en las frases interrogativas. No pronunciamos igual Está lista la cena que ¿Está lista la cena? Y además notamos mucha diferencia -en las palabras iniciales- respecto a este otra doble posibilidad: Esta lista viene a cenar (frente a ¿Está lista la cena?). En el anterior caso -Está lista la cena-, pronunciamos con más fuerza la palabra está, que se sitúa por encima de lista. En el segundo sucede al revés.