
NARRADORES COMPULSIVOS
Decía André Malraux, en alusión a Balzac, que cuanto más largas son las descripciones menos ve el lector. Estoy de acuerdo. Aun reconociendo que no se entiende la genial pluma de Balzac sin su elocuencia, me decanto por un lenguaje económico donde descripciones, reflexiones y acciones transiten sin un gasto innecesario de tinta. El exceso verbal en la comunicación –y la literatura es esencialmente comunicación– llega a ser como esos árboles gigantescos que impiden ver el bosque.