La asexualidad
Tras un siglo marcado por el nudismo, el sexo libre, el intercambio de parejas, el dogging y los aparatos sexuales (pomposamente llamados juguetes para adulto), la gran novedad erótica se resume en la renuncia al erotismo. Hemos de darle pues la razón al escritor Remy de Gourmont, según el cual la más singular de las aberraciones sexuales es la castidad. No son tiempos para el Marqués de Sade, sino para los plebeyos de la inacción sin más anhelo revolucionario que el de tumbarse en una hamaca y observar cómo crece la hierba.