[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Microrrelato de Francisco Rodríguez Criado: Un largo viaje
Hay que reconocer que el tipo tenía buena planta: guapo, alto, elegante… Un hombre distinguido, sin duda. Yo estaba conversando con un compañero cuando se acercó para ofrecerme un trabajo. “Un viaje, un largo viaje. Conoceremos océanos, montañas y desiertos”, aseguró. “E inmensas carreteras que parecen no tener fin.” Me iba a dar un buen sueldo. Cuando pedí más detalles, se limitó a responder lacónicamente: «Será un largo viaje». Comprendí que era como yo: no le gustaban demasiado las preguntas. “Espere aquí, no tardo mucho”, le rogué. Mientras él se acomodaba en el interior del taxi, eché a andar hacia mi casa, a escasos metros de allí. Conté lo sucedido a mi mujer al tiempo que hacía las maletas. Ella me miró queda, pero no hizo preguntas. ¿Para qué sirven las preguntas? El tiempo, tarde o temprano, es quien aclara todas nuestras dudas. Le di un beso. A ella y a la niña, que torpemente trataba de dar sus primeros pasos sobre la alfombra del salón.
Cuando regresé, encontré al tipo fumándose un cigarrillo, con una mirada ausente a través de la ventanilla.