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Blaise Cendrars retratado por Modigliani. Fuente de la imagen |
Blaise Cendrars fue uno de los primeros vanguardistas literarios del siglo XX con una enorme obra narrativa y lírica que responde a la siguiente proclama suya: «La escritura es un incendio que abarca una gran revuelta de ideas y hace arder asociaciones de imágenes antes de reducirlas a brasas crepitantes y a cenizas. Escribir es arder vivo y es renacer entre las cenizas». Precisamente su seudónimo recuerda esas brasas y cenizas aludidas, ya que su verdadero nombre era Frederic Sauser-Hall, que, aunque nacido en Suiza, obtuvo la nacionalidad francesa tras la I Guerra Mundial. Abandonó pronto sus estudios y viajó por Europa, Rusia y Asia, desempeñando diversos oficios. Blaise Cendrars fue ante todo poeta y su obra más famosa, Prosa del transiberiano y de la pequeña Juana de Francia (La prose du Transsibérien et de la Petite Jehanne de Francia, 1913, ilustrada por Sonia Delaunay), célebre pieza de la poesía más vanguardista -a propósito de ella escribió: «Toda vida es sólo un poema, un movimiento. Soy sólo una palabra, un verbo, una profundidad, en el sentido más salvaje, más místico y más vivo»- es un largo e impetuoso poema en verso libre en el que contó y cantó su experiencia de la Rusia y la Siberia turbulentas de la primera revolución, durante un viaje en el expreso transiberiano, y cuya lectura recomiendo.