Para hacer un alto en el camino entre tantas lecturas para adultos, he leído con mis hijos Xanina, la pequeña hada de la fuente, de Isabel Fernández Bernaldo de Quirós, a quien yo conocía por sus libros de poemas Luz velada y La senda hacia lo diáfano , ambos en la editorial Vitruvio.
cuentos infantiles
Cuento infantil: Neko y las hojas hojas sorprendentes
Retomamos los cuentos infantiles. Hoy Margarita Schultz nos ofrece el cuento para niños “Neko y las hojas sorprendentes”. Conoceremos el caso de unas hojas realmente extraña que abundan en el bosque y que, según las malas lenguas, producen un profundo sueño…
Este cuento infantil forma parte de la serie Historias de Neko, con textos de Margarita Schultz e ilustraciones de Alejandra Ramírez, quienes en su momento ya nos ofrecieron un cuento intail sobre la solidaridad.
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Cuento infantil de los hermanos Grimm: El clavo
En este cuento infantil los hermanos Grimm nos envían un mensaje a todos los lectores, al margen de la edad: hay que correr despacio.
Leed la historia de este comerciante y su caballo y lo comprenderéis.
Cuento infantil de los hermanos Grimm: El clavo
Después de haber hecho muy buenos negocios en la feria, vender todas sus mercancías y llenar su bolsa de oro y de plata, quería un comerciante ponerse en camino para llegar a su casa antes de la noche. Metió su dinero en la maleta, la ató a la silla y montó a caballo. Detúvose al medio día en una ciudad, y cuando iba a partir le dijo el mozo de la cuadra al darle su caballo:
–Caballero, le falta a vuestro caballo un clavo en la herradura del pie izquierdo trasero.
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Cuento de los Hermanos Grimm: Juan Sin Miedo
Cuento de los Hermanos Grimm: Juan Sin Miedo
Érase un padre que tenía dos hijos, el mayor de los cuales era listo y despierto, muy despabilado y capaz de salir con bien de todas las cosas. El menor, en cambio, era un verdadero zoquete, incapaz de comprender ni aprender nada, y cuando la gente lo veía, no podía por menos de exclamar: «¡Este sí que va a ser la cruz de su padre!». Para todas las faenas había que acudir al mayor; no obstante, cuando se trataba de salir, ya anochecido, a buscar alguna cosa, y había que pasar por las cercanías del cementerio o de otro lugar tenebroso y lúgubre, el mozo solía resistirse: