Cuento idish de Jorge Schussheim: La historia de Léibchick der Meshíguener
Es tradición que cada pueblo tenga su loco, y el pueblo de mi papá no era la excepción a la regla.
Stanislawow se llamaba.
¡No! ¡No el loco! ¡el pueblo!
Al loco lo conocían como Léibchick der Meshíguener, o sea Leoncito el Loco.
Léibcchik no parecía judío, sino polaco: alto, con una cabellera rubia llena de bucles y ojos celestes, pero todo el mundo sabía que era judío.