La epopeya es una larga narración sobre acciones, hechos o vidas memorables y grandiosas y supone, en muchos casos, una traslación literaria de mitos heroicos, de gran belleza poética. Las grandes epopeyas, Gilgamesh, el Mahabharata, el Ramayana, la Ilíada o la Odisea se formaron a partir de mitos o leyendas de cuentos, breves relatos que narraban alguna hazaña particular del héroe y que, mediante complejos y lentos procesos de asociación, selección y eliminación, se fundieron en ciclos más amplios y estos, a su vez, se convirtieron en epopeyas o en poemas épicos, -este es el caso de La canción de Roldán o nuestro Poema de mío Cid-. El relato africano hoy recomendado es particularmente bello e interesante como explicación del origen de una epopeya.
GASSIR, EL HÉROE
(cuento del África negra)
Había una vez un héroe famoso que se llamaba Gassir. Había vencido a todos sus enemigos, devastado sus pueblos, y pensaba que su fama sería eterna. Un día, cuando volvía de la lucha vio una perdiz sentada en la hierba y que cantaba:
No hay sables poderosos.
No hay hombres tan poderosos
que no sean olvidados.
¡Oh, Gassir!, ¡valiente guerrero!,
tus heroicas hazañas
serán olvidadas.
El heroísmo, tú lo sabes,
como resultado de la fuerza,
engendra lágrimas y tristeza.
El mundo te olvidará,
como a mí me olvidará,
pero el canto sobrevivirá…
Las ciudades y los pueblos,
los héroes y los cobardes:
¡todo desaparecerá!
¡Sólo mi canción sobrevivirá!