Buenos maridos (Fragmento de El afinador de pianos, de Daniel Mason)
–“Los afinadores son buenos maridos –les había dicho a sus amigas cuando (ella y él) regresaron de su luna de miel–. Saben escuchar, y sus caricias son más delicadas que las de los pianistas, porque sólo ellos conocen el interior del piano”.
Las jóvenes rieron ante las escandalosas insinuaciones de aquellas palabras.
En ese momento, dieciocho años más tarde, ella sabía dónde tenía él callosidades y de qué eran.