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E.T.A. Hoffmann. Fuente de la imagen |
En un subcapítulo titulado «El lector inocente» de Cuentos (Castalia, 200), José María Merino rinde tributo al gran escritor del romanticismo alemán E.T.A. Hoffmann, y señala dos cuentos que le han marcado, «Cascanueces y el rey de los ratones» y «El hombre de arena». Reproduzco este último cuento.
«De ese libro [Las mil y una noches] proviene mi convicción de que hay bajo el suelo que pisamos mundos esplendorosos, abiertos como éste a un espacio infinito, y que para llegar a ellos sólo es necesario encontrar la argolla de una escondida trampilla, y la idea de que sueño y vigilia son el haz y el envés de una misma realidad. Esa mezcla en lo real de lo vivido y de lo soñado me deslumbró en Cascanueces y el rey de los ratones, de Hoffmann, hasta el punto de que acaso haya impregnado todo cuanto he escrito, al menos tanto como El hombre de la arena«.
José María Merino, Cuentos (Castalia, 2000).