
DENTRO DEL CUADRILÁTERO
Alexander Drake
Sonó la campana una vez más. Tucker estaba tan desorientado que echó a andar en dirección equivocada. El árbitro le cogió del brazo y le señaló la dirección correcta hacia su esquina. Se sentó en el taburete y abrió la boca esperando que le cayera un chorro de agua. Le pusieron la botella en los labios mientras otro de sus ayudantes trataba de detener la hemorragia de su ceja con la ayuda de los bastoncillos y la vaselina.
—Harry, ¿cómo estás? —preguntó su entrenador.
—Bien.
—¿Quieres que detengamos la pelea?
—Si lo haces te mato.