
Opiniones de un corrector de estilo (51): Pensamientos misceláneos
Gracias a una amiga rusa hemos conseguido a un carpintero para que venga a hacer algunos arreglos en casa.
–Es un buen carpiiinteerooo –dice nuestra amiga–. Es amiiigoo mío, se llamaa Basiiiliio.
Pero nos consta que no se llama Basilio sino Vasili.
Me fastidia un poco que este buen hombre, Vasili, se haya convertido en Basilio. No lo entiendo, como no entiendo, por ejemplo, aquellas publicaciones que décadas atrás vieron la luz en España con el nombre, impreso en portada, de Ernesto Renan, en vez de Ernest Renan (¡La importancia de llamarse Ernesto!). Deberíamos respetar la literalidad de los nombres de origen, sin interferencias, al margen de geografías. Respetar el nombre es respetar a la persona. Vasili –estoy seguro– podría servirme de material literario, pero Basilio es un nombre que, con todos mis respetos, no me inspira nada.