El eterno inquilino | Relato de Francisco Rodríguez Criado (Finalista en el Concurso de Relatos Gran Café de Cáceres, 2005)
Recuperado de sus lesiones, se propuso dejar la pensión en la que se alojaba entonces. Se echó a la calle para encontrar una vivienda en alquiler, un espacio donde moverse a sus anchas. No tardó en dar con ella. La encontró en las afueras, en un barrio gris e inhóspito. En una calle estrecha y oscura cuyo nombre desconocía, alquiló a precio muy económico una buhardilla: 40 metros, un tercer piso sin ascensor, las paredes desconchadas por la humedad, una cocina americana y un baño diminuto. Nada que ver con el paraíso, desde luego.